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10 may 2010

ANTROPOLOGIA Y ETNOGRAFIA DE LA ISLA DE QUISQUEYA
















ANTROPOLOGIA Y ETNOGRAFIA DE LA ISLA DE QUISQUEYA
Colón halló en la Isla, cuando desembarcó por primera vez en ella, una raza humana que los historiadores del descubrimiento han juzgado de formas bellas y atrayentes, de piel fina y suave aunque de color oscuro, y en conjunto muy semejante a la poblada al Norte del Continente.
Este destalle y alguno otro no menos significativo, ha sugerido la deducción de que ha debido ser aquella la procedencia de los quisqueyanos. Es tradicional de que numerosas familias del Norte del Continente, acosadas por las tribus guerreras de los apalaquianos y los túcalos que invadieron la Florida, emigraron de ésta y se establecieron en la isla.
Eran los quisqueyanos de estatura regular, facciones finas, cabello negro, brillante y suave y ojos negros, de mirada apacible, reveladora de la ingénita dulzura de su carácter. Se servían de varios dialectos muy semejantes entre sí, pero el lucayo era el principalmente generalizado en todo el Archipiélago.
Algunos historiadores atribuyen a este dialecto una importancia notable por la sonoridad, riqueza y fluidez del orificio de sus raíces y por el fácil mecanismo de la formación de sus derivados.
Con la raza exterminada por la conquista toda la parte de la isla antiguamente española y en la actualidad dominicana, no se habla sino el castellano que es la lengua oficial de la República Dominicana. Del lucayo sólo quedan vagas reminiscencias en algunos nombres de ríos, montes y lugares del país.
En los días del descubrimientos dividían el dominio de la isla cinco cacicazgos denominados; de Jaragua, de Maguá, de Mariel, de Maguana, y de Higuey, todo el inhumano espíritu de la conquista con tal saña, que tres lustros después del hallazgo de la isla, el gobernador Nicolás de Ovando necesitó introducir algunos millares de aborígenes de las islas lucayas para poder realizar los trabajos por entonces emprendidos.
Esta carencia de brazos, que se hacía más intensa cada vez, a causa del excesivo trabajo y despótico tratamientos á que se sometía a los naturales y las dificultades que oponía a las labores colonizadoras, originó las peticiones que se levaron a España para que autorizara, como autorizó, la importación de africanos, inhumanos y vergonzoso comercio muy en boga en aquellos día en el Norte de África y en todo el Oriente de Europa
No obstante el infame trato que se daba a los africanos que se transportaron a la isla mediante ese comercio; sin embargo de los abusos de que los hacían víctimas su condición de esclavos, y a pesar de ser muy superior el número de inmigrantes varones al de hembras, la raza africana, a la inversa de la indígena, se propagó rápidamente, derivando sensibles ventajas físicas y morales de su cruzamiento con las razas europea y americana con las cuales se puso en inmediato contacto
De la reciproca injerencia de estas tres razas ha nacido la subraza. O mejor expresado, la nueva raza autóctona que puebla la parte dominicana de la isla, perfectamente adaptada a las condiciones del medio en que desenvuelve y que sigue sin mayores dificultades las evoluciones de la civilización europea, como prueba hasta la sociedad una larga serie de hechos incontrovertibles.
En la actualidad se encuentran la República Dominicana una parte no escasa que representa la raza africana, otra que ha nacido del cruzamiento de ésta con la raza española y otra que es ésta última raza en toda su pureza. La indígena desapareció casi por completo bajo el yugo inhumano de los conquistadores