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27 jul 2009

El gobierno de los Padres Jerónimos, y los Cabildos Abiertos, en la Isla Española

El gobierno de los Padres Jerónimos, y los Cabildos Abiertos, en la Isla Española
Fuente: obra Historia Dominicana, de j. Marino Inchaustegui, Tomo I, colección Era de Trujillo, Núm. 13, Impresora Dominicana, Ciudad Trujillo, 1955, Pág. 121 a 124
Iluminado, en que los males de Santo Domingo, puestos en relieve en los conflictos entre el virrey Don Diego Colón y la Real Audiencia, el regente de Castilla, Cardenal Jiménez de Cisneros, y al igual que el embajador Adriano, se encontraban en el gobierno, resolvieron ensayar un sistema diferentes y designaron el 17 de septiembre de 1516 a tres padres Jerónimos para gobernar la Isla
Los sacerdotes fueron; Luís de Figueroa; Bernardino Manzanedo y Idelfonso de Santo Domingo, escogiendo a Alonso Suazo como Juez de residencia de la Isla y ordenando al padre Las Casas, retornar con ellos a España
Los padres Jerónimos, zarparon el 11 de noviembre de 1516, y llegaron a Santo Domingo el 20 de diciembre e iniciaron su gobierno el 22 de diciembre de ese año, sustituyendo a la Audiencia y terminándolo en agosto de 1519.
En 1517, arribó a Santo Domingo, para ayudarle en su misión, el Lic. Alonso Suazo. A poco de su llegada los padres Jerónimos, provocaron un cabildo abierto, el primero de su género en la Indias; consistentes en Jueces y oficiales del Rey, los regidores de la ciudad y los vecinos principales. Y en el 1518 se celebró una junta de procuradores, con asistencia de los representantes de todos los ayuntamientos de la Isla.
El cabildo abierto era una reunión democrática donde todos tenían derecho a exponer sus ideas sobre el punto determinado que se hubiera presentado a discusión
Inspirados en sentimientos de humanidad, en el 1517 los Jerónimos, participaron al Regente que la ausencia de obispo significaba daños en orden espiritual en la Isla y a poco solicitaron autorización para que los naturales de Castilla y Aragón pudieran embarcar géneros directamente de cualquier puerto de España a las indias, sin tener que someterse al control de la Casas de Contratación de Sevilla, petición que fue infructuosa.
Esta solicitud se había formulado ya en el 1508, y se renovó en el 1527, siempre con igual resultado negativo
En el 1518 los Padres Jerónimos, se quejaban a la Corte de la progresiva despoblación de la Isla, lo cual parece haber sido la causa de que el mismo Rey dictara disposiciones explicitas, reiteradas en el 1519 y en el 1531, prometiendo libre pasaje y sustento a los que desearan ir a La Española o a Tierra Firme, desde el día que llegaran a Sevilla hasta cuando desembarcaran en América
Donde se le suministrarían tierras, instrumento de labranza, plantas, ganado y manutención por un año hasta cuando se establecieran las faenas agrícolas, eximiéndoles durante 20 años del pago de alcabala y de todos los demás gravámenes, excepto el diezmo eclesiástico
Como forma de estimular los cultivos, el 10 de septiembre de 1518, por Real Cédula y a petición del Obispo Las Casas, y como consecuencia de la nueva policía de gobierno de Los Jerónimos, se establecieron premios a la agricultura, como los siguientes incentivos:
30,000 mil maravedíes, al primero que produjera doce libras de seda; 20,000 mil, al primero que cosechara diez libras de clavos, jengibre, canela u otras especies; (estos cultivos lo inició en Santo Domingo, Rodrigo Peláez, en el 1563); 15,000 mil por las primeras 1,500 libras de glasto (planta de la cual se saca un color análogo al del añil); 10,000 mil por el primer quintal de arroz trillado o de aceite de oliva
Su gestión
El ensayo de gobierno de los religiosos jerónimos se encontró desde el primer momento frete a la enconada pugna de los intereses suscitados en los repartos o encomiendas. Los colonizadores, ávidos de oro, sostenían a todo trance lo que ellos consideraban su derecho legítimo a mantener los indios en la condiciones de explotación a que lo que los habían sometido. Los otros encabezado por el Padre Las Casas, oponían toda la fuerza de s actuación y gestiones para evitar que se continuase el sistema imperante.