RADIO SANTA MARIA: UNA FAMILIA CON 53 AÑOS
Por Eduardo García Tamayo, SJ y Ramon Duran Facenda
Fuente; elduendedigital.com
En 1953, un vegano escuchó a un sacerdote rezar el Santo Rosario por una emisora de radio y durante el mes de Mayo de ese año se mantuvo acompañándolo en el rezo con su esposa e hijos y “una aglomeración de vecinos y familiares”. El sacerdote era el P. León Robuster, jesuíta dedicado a tareas pastorales en el santuario del Santo Cerro, quien grababa programas y los trasmitía por una emisora comercial de Santiago. Viendo cómo el trabajo evangelizador del P. León se multiplicaba a través de la radio, el vegano Jovino Duarte y su esposa, Felicia López, hicieron llegar al sacerdote una sugerencia:
“Padre: he opinado que siendo tantas las familias que escuchamos el Santo Rosario de familia, debiéramos hacer una recolecta para reunir fondos y así establecer una emisora propia, siempre que Ud. lo crea posible”.
Jovino era uno de los laicos que aspiraban a que la Iglesia tuviera una emisora al servicio de la feligresía y en ello sintonizaban con las aspiraciones del P. León. Jovino no se limitaba a dar sugerencias. Quería aportar en forma bien concreta:
“Esto se lo manifiesto porque soy uno de los que estoy dispuesto a sacrificarme de acuerdo a mi posibilidad, en esta magna obra en bien de las almas”.
La inquietud del P. León y de Jovino Duarte terminó siendo recogida años más tarde, en 1956, por el P. Wenceslao García, SJ. Misionero expulsado de China y llegado al país en 1950, el P. Wenceslao, enviado al Santo Cerro, como párroco y superior religioso, consiguió un pequeño trasmisor de onda corta y lanzó al aire una nueva señal de radio, destinada a la feligresía de su parroquia.
La iniciativa fue apoyada por la joven diócesis de La Vega, erigida tres años antes, en 1953. Msr. Panal, primer obispo de la diócesis, asumió a Radio Santa María como obra diocesana e impartió la bendición al nuevo proyecto el 28 de Octubre de 1956. Así nació Radio Santa María: inspirada por el P. León, pedida por los fieles del Cibao, puesta en marcha por el P.Wenceslao y apoyada por Msr. Panal, surgió la nueva señal al servicio del trabajo evangelizador de la Iglesia. La aventura de una emisora católica en La Vega llega en este año de 2006 a sus 50 años de existencia.
A lo largo de su primer medio siglo, Radio Santa María ha pasado por circunstancias muy diversas. De 1956 a 1970, durante sus primeros 14 años, la emisora trasmitía desde unas estrechas instalaciones en el Santo Cerro. Con el cambio de década, de los ’50 a los ’60, se produjo una diversificación de las actividades de la emisora. Sus inicios fueron los de un instrumento de apoyo a la labor pastoral que la Iglesia llevaba a cabo, por medio de la Compañía de Jesús, en el Santo Cerro y alrededores. Pero ya en los años ´60, su segundo director, el P. Cipriano Cavero, SJ, se las ingenió para situar la señal de Radio Santa María en amplitud modulada con 10 kilovatios de potencia. Al mismo tiempo, el nuevo medio de comunicación social se colocaba al servicio de un proceso de alfabetización que cubriría toda la región y beneficiaría a más de 25,000 adultos. Al integrar la alfabetización de adultos en su agenda de trabajo, Radio Santa María ponía pie firme en el terreno del desarrollo social y económico que, a partir de entonces, formaría parte esencial de su trabajo, junto con la dimensión evangelizadora. Al tiempo que alentaba la fe de los fieles con su popular programa “Aliéntate, corazón”, el P. Cavero brindaba apoyo a las incipientes organizaciones campesinas.
En 1971, con la llegada de un nuevo director, Antonio Cabezas, la emisora traslada sus estudios a su actual ubicación, en la avenida Pedro Rivera, a la salida de La Vega. Radio Santa María se daba así unas dimensiones físicas más apropiadas para el crecimiento de su labor. Al mismo tiempo, la emisora se situaba en el entorno urbano de La Vega, con una mejor posición para intervenir en el devenir de una sociedad dominicana que por entonces cambiaba de lo rural a lo citadino. Pero el diálogo con el mundo campesino seguía siendo intenso: el acompañamiento de las asociaciones de agricultores, así como las constantes visitas a las comunidades rurales y las trasmisiones con unidad móvil con un estilo de gran familiaridad marcaron la tercera época de Radio Santa María, llena de innovaciones.
Aun sin contar entonces con el teléfono al alcance de las mayorías, el estilo “Santa María” se establece como el de una fuerte interacción con las audiencias. Y todo ésto puesto al servicio de la aspiración a la democracia y a la libertad que tanto se dejaba sentir en el pueblo dominicano durante esos años de gobiernos autoritarios. Radio Santa María llega así a ser un bastión de resistencia a los intentos de retener a la sociedad dominicana dentro de los moldes heredados del trujillato. El apoyo de Msr. Antonio Flores, obispo de La Vega, y el coraje de varios comunicadores de Radio Santa María hizo posible responder al desafío de los tiempos.
La presencia del P. Rogelio Pedraz, SJ, en la emisora de los ‘70 se hizo sentir. El retomó la labor alfabetizadora de Radio Santa María y, siguiendo el modelo de una radioeducativa de las Islas Canarias, Radio ECCA, organizó un departamento de educación primaria, las Escuelas Radiofónicas Santa María. Con ellas se ofreció por primera vez en el país a los adultos la posibilidad de estudiar los cursos básicos del 1ro al 6to. Poco tiempo después, la Secretaría de Educación autorizó la oferta de los cursos 7mo y 8vo, con los que se completaba toda la educación básica.
Los adultos de los ciudades y áreas rurales respondieron con entusiasmo. Tan sólo en nueve años, al terminar la década de los ’70, el número de alumnos de las Radiofónicas alcanzó la cota de los 30,000 alumnos. Pocos años más tarde, bajo la dirección del P. Felipe Arroyo, SJ, el alumnado llegaría a los 50,000 alumnos. En el presente año de 2006, las Escuelas Radiofónicas Santa María, iniciadas un 1ro. de Agosto de 1971, cumplen 35 años de labor educativa, habiendo entregado a la fecha la cantidad de 90,000 graduados de 8vo. Curso.
Pero, en sus inicios, las Radiofónicas eran apenas una imprenta modestísima que trabajaba día y noche bajo el ojo experimentado y cuidadoso de Servio de Js. Jiménez (Celso), el empleado de mayor permanencia en Radio Santa María, multiplicando los cuadernos. Mientras éstos llegaban a los alumnos en las más remotas comunidades bajo la supervisión de Néstor Veras, voces como la de Mercedes Jiménez (Mechy), Tenaida Camilo y otros maestros grababan las clases que llegarían hasta los raditos de los estudiantes que recibían en sus propias casas las ondas de Radio Santa María y, para la zona capitaleña, Radio ABC, mientras que en la frontera norte, Radio Marién se unía a esta gran red de educación sistemática a distancia. Lo que corría a través de esta red de ida, regresaba de vuelta a las oficinas de las Radiofónicas: Margot Cordero y otras secretarias se ocupaban de recoger los resultados de los exámenes de los miles de alumnos para certificar oficialmente su desempeño.
En la década de los ’70, tomó cuerpo igualmente una estrecha alianza de Radio Santa María con organizaciones de base, sobre todo de las áreas rurales. Las asociaciones agrícolas, que habían proliferado en el país a pesar de la represión política por ser el instrumento más a mano del campesinado de entonces para defender sus intereses, encontraron en la emisora de la Iglesia un medio para expresar sus ideas a nivel masivo, un acompañamiento muy cercano en lo técnico y en lo organizativo, como también un apoyo económico para su producción. Con la creación de un fondo rotativo, cuya aplicación dirigió eficientemente por veinticinco años Pantaleón Romano, se facilitó préstamos blandos a las asociaciones de la región, algo que todavía se lleva a cabo. Cuando muchos miraban con sospecha la carne de conejo, temiendo que fuera de gato, Ramón Batista, quien pasó más de treinta años al pie del trasmisor AM y de la antena de Radio Santa María en Río Seco, hallaba el tiempo de propagar la cría del roedor en los hogares de la región norte en busca de aumentar y diversificar el consumo de proteína animal. Pasado el exterminio de la población porcina, el departamento de asociaciones se ocupó de propagar nuevas variedades para repoblar el país de cerdos.
Otra forma de vincularse a la base, algo típico de Radio Santa María desde sus inicios, se realizó a través de programas de radio en los que se hacían presentes las comunidades. Equipos de locutores y técnicos de la emisora visitaban continuamente comunidades y pueblos de la región para hacer trasmisiones con la unidad móvil o grabar asambleas con los oyentes. El programa “Universidad para todos”, producido por el P. Pedro González-Llorente, SJ, un comunicador de primera categoría y formador de comunicadores, junto con Altagracia Guerrero Apolinar (Polo) Ramos, Santiago González y otros, recogía y compartía diariamente con la audiencia la problemática concreta de las diferentes comunidades, como también producciones radiofónicas de contenido social y teológico provenientes de países latinoamericanos. De las “aulas” de esta revista radial de educación popular, que fungía de abogada de las causas populares, surgió la iniciativa de ofrecer formación bíblica, litúrgica y teológica a una cantidad ingente de catequistas en todo el Cibao y más allá que, gracias a las sucesivas ediciones de “Asamblea Cristiana”, pudieron asumir más fácilmente las líneas de trabajo, de pensamiento y de vida que había establecido para toda la Iglesia universal el Concilio Vaticano II. A través de grabaciones y folletos, esta labor se proyectó en casi todo el país como un instrumento popular de formación de laicos.
Toda esta labor de la emisora se apoyaba sólidamente en el respaldo que le otorgó siempre quien fuera obispo de la diócesis de La Vega por 27 años, Msr. Juan Antonio Flores, un pastor ejemplar dedicado a una amplia grey y, a la vez, un abanderado de las luchas sociales de la región, quien proyectó su voz y su defensa de los pobres a través de los micrófonos de Radio Santa María.
La voz y el rostro de Radio Santa María a lo largo de los años se ha concretado en una larga serie de locutores y locutoras que han laborado en ella. Jóvenes de La Vega y de toda la región aprendieron con las consolas y micrófonos de la emisora a dirigirse al público con corrección y respeto y, al mismo tiempo, con mucha familiaridad, con un aire completamente popular que hacía sentirse en casa y miembros de “la gran familia” a los oyentes más humildes. Voces como la de Rafael Cruz Collado (1950 - 2003), quien laborara en ella por más de 30 años, Marino Concepción y Luis Emilio Díaz han sido y son emblemáticas al combinar la calidad técnica del profesional con la cordialidad del amigo. Este cuerpo de profesionales de la voz se acompañó en esos años cruciales por expertos en comunicación social como José Ignacio López Vigil y José Luis Sáez, SJ, que crearon una verdadera escuela de comunicación para la región y el país.
Al ritmo de la voz de esos locutores y locutoras, que llegan a ser muy familiares, parte de la cotidianidad de mucha gente, aunque no se les conozca físicamente, no sólo viajan noticias y programas de fondo o educativos, sino también espacios de música romántica altamente populares, que han conquistado el gusto de los oyentes. “La tarde, tú y yo”, a las 5:00 pm y “Versos y canciones para ti”, a las 9:00 pm han sido espacios abiertos para la dedicatoria de canciones y las felicitaciones entre amigos, familiares y enamorados. En una onda más amistosa que romántica, el programa “Círculo de la Amistad”, producido por Israel Acosta, un locutor con 29 años al frente del espacio, ha creado una vastísima red de amigos y amigas que se comunican cada domingo de 6:30 am a 8:00 am y que, cerca de la Navidad, se encuentran por miles en alguna localidad del norte del país, sin otro objetivo que el de engrosar el caudal de amistad que los une.
Detrás de esas voces en primer plano, locutoras y locutores, siempre ha habido un telón de fondo compuesto por un personal de oficina –recepcionistas, secretarias ejecutivas y auxiliares, contables- de una dedicación excepcional, de gran capacidad de sacrificio y de amor hacia todo el quehacer de la emisora. Mujeres y hombres como Hilda Moronta, Altagracia Herrera, Lurgio G. Belén, Altagracia Tapia, Nuris Rodríguez, Agueda Almonte, Yluminada Durán y otras han respaldado siempre, en forma callada y eficiente, la labor de la radio. De hecho, toda la proyección evangelizadora, social, política, musical y educativa de Radio Santa María siempre ha contado con el apoyo de un personal que está detrás y que apenas “suena”, aunque su labor ha sido vital. Detrás de los micrófonos, consolas, grabadoras, trasmisores, antenas y plantas, sin que se les vea, han estado siempre al tanto y en guardia hombres de la técnica como Leo Papaterra y el Hno. Juan Gonzalo, SJ, y de los estudios de grabación, como Tony Durán, René García, Julio César Jiménez y otros.
En lo que el celular de tarjeta prepagada convertía al teléfono en un artículo de uso masivo, Radio Santa María fue ocupando el espacio de medio de comunicación entre los oyentes mismos. A través de la emisora, los mensajes iban y venían. La tanda de “servicios sociales” unas cuatro veces al día, sustituían las cartas que Correos hacía llegar en un mes y hasta los papelitos de mano en mano o de boca en boca que a veces se extraviaban, se olvidaban o cambiaban de sentido. Los mensajes llegaban a la emisora en bolsillos de pasajeros de carros o de motoristas: “A Carlos, en La Guama, que salga a recoger a su mujer con un animal de buen paso, que va parida”. “A Luisa, en El Tamarindo, que venga donde su papá… y que traiga dinero”. “A Masita, en Derricadero, que Juan llega al mediodía con tres personas a comer”. Y así, mensaje a mensaje, que a veces oía el interesado y a veces la vecina o el pariente, la comunicación llegaba y alcanzaba su objetivo: facilitar la comunicación para que se diera la solidaridad. Con el tiempo, hubo que establecer controles para establecer la identidad y comprobar la buena fe de los que enviaban el mensaje para impedir abusos o el “robo de identidad” que hoy día se produce electrónicamente.
La emisora ha tratado de ser siempre una fuente de sana distracción para sus oyentes. No todo puede ser “serio”, formal, didáctico. También hay que sacar tiempo para descansar, para relajarse y limpiar la mente. Por eso, la emisora siempre ha tenido espacios musicales, potenciando sobre todo la música nacional. Pero también ha mantenido la dimensión de la narración a través de novelas que han llegado a ser legendarias: la serie de “Kazán, el cazador” se ha tenido que trasmitir por la emisora innumerables veces a petición popular. Y hay oyentes a la espera de que les llegue en el extranjero por internet. Esta y otras series son recordadas por las audiencias, que a la hora de la comida necesitaban tener a su lado el radito con el capítulo siguiente. Hoy día, las telenovelas se han convertido en el género narrativo preferido de las grandes masas, especialmente femeninas. Pero la novela radial de aventuras llegó a ser la favorita de todos los públicos, femeninos y masculinos, pequeños y adultos.
Con todo, la presencia de Radio Santa María en la vida de sus oyentes siempre ha ido más allá de las ondas radiales. Antes de que se hablara de “multimedios”, ya la emisora había descubierto una variedad de formas de hacerse presente en el diario vivir de su audiencia. Detrás de los kilohercios y megahercios en que viaja la programación, han llegado los “esquemas” de las Escuelas Radiofónicas o su promotor, o la visita del departamento de Asociaciones, seguida quizás de un préstamo para un microempresario o empresaria. Año tras año, desde 1974, ha ido llegando igualmente una publicación que con sus 32 años de circulación es más que costumbre o tradición: es una partecita de la vida de miles de familias de todo el país: el Almanaque-Escuela. Inspirado por publicaciones semejantes de países centroamericanos y de América Latina, la idea de un volumen manejable de lecturas amenas y útiles, con algo para cada miembro de la familia cuajó en una revista cultural variada que cada año, hacia Diciembre, circula por todas las regiones donde se hacen presentes Radio Santa María y las Escuelas Radiofónicas. El Almanaque-Escuela, cuya edición número 34 tiene Ud. en sus manos, ha sido una puerta de ingreso diario a la lectura para miles de lectores. Con temas de importancia y de aplicación muy concreta, presentados en un lenguaje sencillo por autores de peso, la publicación ha ayudado a crear un hábito de lectura en familias que sólo veían en el entorno del hogar los aburridos textos escolares de sus hijos e hijas. Y un apoyo cotidiano para los adultos que, tras haber sido alfabetizados, requerían de lecturas que mantuvieran en ellos lo aprendido.
Las publicaciones de Radio Santa María y de las Escuelas Radiofónicas, con manuales sobre la agricultura o la crianza, la elaboración de filtros de agua, las “Asambleas Cristianas”, los folletos de “Compadre Mon”, etc., en épocas en que aún no se disponía de fotocopiadoras y mucho menos de “escáners”, salieron a la luz pública acompañándose de dibujos y elementos gráficos tomados benévolamente de publicaciones semejantes. Una especie de piratería sana y autorizada por las fuentes. Pero en poco tiempo, se incorporó a la labor editorial el arte y el gusto de dibujantes, como Luis Frías, Roberto Ortiz, y diagramadoras, como Greisy Borges, que han dado un sabor a cultura dominicana a las publicaciones de Radio Santa María. Gracias a ellos, los dibujos de estas publicaciones han representado los rasgos propios de la gente de nuestro pueblo, dejando a un lado lps de gente “rubia” o de turistas venidos de lejos. Así apareció la doña friendo en la esquina con el paño a la cabeza, el campesino de bozo con el machete a la cintura, la niña con sus moñitos y el joven con su “afro” al estilo criollo. Este diseño gráfico ha contribuído a arraigar un sentido de identidad y autoestima más auténtico en nuestro pueblo.
En los años ’80, el P. Carlos Rodríguez, SJ, que venía del mundo del trabajo pastoral, ofreció a la emisora, con su trabajo como director, la oportunidad de institucionalizar las diferentes áreas de trabajo. Todo lo que se había gestado en Radio Santa María durante los años ’60 y ’70, se pudo consolidar entonces ampliamente. La tecnología, algo vital para el trabajo de la radio, que necesita tecnología de punta para mantenerse en la preferencia de sus oyentes, se renovó en profundidad en esos años con la colaboración de agencias de ayuda internacionales, que siempre han sido un soporte para el trabajo de la emisora. El último aporte de importancia en la renovación tecnológica ha sido hecho por el Japón en el 2005, valiosa colaboración que permite a la emisora mejorar su señal con nuevos equipos.
En los años ‘80, las Escuelas Radiofónicas Santa María llegan a tener un alumnado muy amplio en todo el país, incorporando al manejo de la lectura y la escritura y capacitando en educación básica a decenas de miles de adultos y adultas decididos a ser más y a labrarse un futuro mejor. El aporte de las Radiofónicas se mantendría al nivel de la educación básica por unas dos décadas más hasta que los reclamos del alumnado y de los maestros y maestras facilitadores indicara la necesidad de ofrecer el siguiente nivel educativo: el bachillerato radiofónico, inaugurado en el otoño de 2005.
Con los años ’90, se incorporó a la obra un nuevo director, el P. Antonio Lluberes, SJ. Historiador de vocación y formador experimentado, el “Padre Ton”, como se le conoce, favoreció una renovación profunda del quehacer de Radio Santa María. Bajo su impulso, muchos programas de Radio Santa María se reformularon y relanzaron con aires de novedad. Mientras el país entraba en una época de afianzamiento de la democracia, la emisora se concentraba en ofrecer un gran respaldo a la difusión de las nuevas ideas y comportamientos políticos. Un proyecto de Radio Santa María -“Compadre Mon se democratiza”- se convirtió en una escuela de formación popular para la democracia con una gran cantidad de talleres, obras teatrales, programas radiales, debates, concursos y una profusa literatura al alcance de todos. Por entonces se inició la representación durante la Semana Santa de la “Pasión de Cristo” en el hermoso parque municipal de La Vega, junto a la majestuosa catedral de la ciudad del Camú. Esta tradición teatral, en la línea de los autosacramentales del medioevo, ha revivido por obra y gracia de Roberto Abreu con el apoyo de varias instituciones veganas.
La frecuencia modulada de Radio Santa María, 97.9 Mhz, le fue concedida por la antigua Dirección General de Telecomunicaciones en 1977. En sus inicios, se concibió como una simple versión en FM de la misma programación de Radio Santa María en los 590 Khz AM. La FM servía para vehicular los programas de la emisora a ciertas localidades en que la amplitud modulada (AM) no se captaba adecuadamente. Ya en los años ’90, la dirección de Radio Santa María concibió el proyecto de una FM con una programación diferente, pensada para un público distinto y con la finalidad de “dar gloria a Dios con la música y el canto”. Surge así, en marzo de 1992, Estudio 4, la emisora de la música suave y de los mensajes cálidos y positivos que se ha constituído en ese fondo melódico que acompaña el trabajo y el estudio de miles de oyentes que no quieren ser distraídos por una conversación o informaciones frecuentes. En la actualidad, Estudio 4 se halla enfrascada en un estudio a fondo de su perfil. Las preferencias de las grandes audiencias en el país y en el mundo se orientan progresivamente a las frecuencias moduladas por la calidad del sonido, que se presta especialmente para la trasmisión de música. En ese sentido, Estudio 4, como Radio Santa María, su progenitora y contraparte en la AM, busca nuevos cauces para el mayor servicio que pueda prestar a las audiencias nacionales.
Por iniciativa del P. Antonio Lluberes, con el apoyo resuelto del Grupo León Jimenes con sede en Santiago de los Caballeros, surgió en 1993 el “Concurso de Cuentos” de Radio Santa María, que hasta entonces había conocido concursos de carácter más popular, como los anuales concursos de décimas, en los que participaban compositores de diferentes clases sociales, desde el perfumado poeta de salón hasta el decimero de monte adentro, con olor a carbón. El “Concurso de Cuentos”, que ya ha puesto en circulación doce volúmenes con obras inéditas de autores del país, nóveles unos y veteranos otros, es una vitrina en la que muchos escritores han podido mostrar su maestría en el arte de la narración. El género del cuento, que en nuestro país ha tenido exponentes de la talla de Juan Bosch, sigue vivo en estos autores que ya han dado a conocer más de un centenar de obras obras en los doce tomos del “Concurso de Cuentos”.
En 1992, el advenimiento del tercer obispo de La Vega, Msr. Antonio Camilo González, significó para Radio Santa María la renovación del apoyo constante de la diócesis a la emisora. Msr. Camilo aprovecha el alcance multiplicador de la radio para mantenerse en contacto diario toda la feligresía del Cibao a la que dirige al atardecer sus “Orientaciones” después del rezo del Santo Rosario. El acento pastoral de su labor se deja sentir continuamente a través de la emisora, que apoya con programas y campañas el trabajo pastoral de la diócesis. A su manera, Radio Santa María ha contribuído al crecimiento de innumerables vocaciones religiosas y sacerdotales, así como laicales, en el seno de las iglesias diocesanas del Cibao.
Hacia la mitad de la década de los ’90, el P. José Somoza, SJ, se hizo cargo de Radio Santa María para conducirla en los últimos años del siglo XX e introducirla en los primeros años del XXI. De andar pausado, palabra cordial, sonrisa fácil y de mucha cercanía, el P. Somoza situó a Radio Santa María ante el camino de renovación que exigían los nuevos tiempos. El surgimiento de una cantidad ingente de medios de comunicación social en el país y el advenimiento de una nueva época, marcada por la pluralidad y la globalización, planteaban a la emisora la necesidad de examinar su trayectoria para trazar el rumbo a seguir en los próximos años.
Por entonces, Radio Santa María se destaca por un trabajo de periodismo radial sobresaliente, liderado por figuras como Ramonita García, Federico Santana (Fellé), José A. Victoriano, Sandra Hilario, Ramón Durán Facenda, junto con otras y otros que hacían presente en las ondas de Radio Santa María los hechos y los personajes más trascendentes en el devenir de la nación. La emisora también consolida por entonces esquemas de colaboración radial con las emisoras católicas del país, como Radio Enriquillo, Radio ABC, Radio Marién, Radio Seybo, Radio Cayacoa y otras, reunidas en la Unión de Emisoras Católicas (UDECA), organización animada por un secretario de amplias perspectivas y trabajo intenso, Humberto Vandenbulcke. El noticiero “En contacto” reunía diariamente los aportes de las seis emisoras y los entregaba al país con puntualidad. Radio Santa María sigue presente en el seno de UDECA y espera seguir adentrándose en el siglo XXI de la mano con las emisoras hermanas con las que comparte la misión de evangelizar, educar y ayudar al desarrollo.
Al momento de llegar a sus 50 años, con voces conocidas y nuevas, con figuras, habituales unas y recientes otras, la emisora se apura por mirar hacia delante y prepararse para desempeñar el papel que le corresponde en medio de circunstancias del todo nuevas. Declarada un 19 de Abril de 1996 “Patrimonio Cultural de la República” por la Cámara de Diputados, Radio Santa María sabe que lo más importante de su misión está, no en lo alcanzado en estos 50 años, sino en descubrir lo que haya de ser su aporte a las nuevas generaciones de dominicanos y dominicanas que, hoy día y mañana, cuentan y contarán con un gran abanico de medios de comunicación con el poder de ayudarles o de entorpecerles a su paso por la historia. Con pasión por todo lo que hace, Radio Santa María quiere concertar su cita de cada día con el pueblo dominicano en los 50 años por venir.
Por Eduardo García Tamayo, SJ y Ramon Duran Facenda
Fuente; elduendedigital.com
En 1953, un vegano escuchó a un sacerdote rezar el Santo Rosario por una emisora de radio y durante el mes de Mayo de ese año se mantuvo acompañándolo en el rezo con su esposa e hijos y “una aglomeración de vecinos y familiares”. El sacerdote era el P. León Robuster, jesuíta dedicado a tareas pastorales en el santuario del Santo Cerro, quien grababa programas y los trasmitía por una emisora comercial de Santiago. Viendo cómo el trabajo evangelizador del P. León se multiplicaba a través de la radio, el vegano Jovino Duarte y su esposa, Felicia López, hicieron llegar al sacerdote una sugerencia:
“Padre: he opinado que siendo tantas las familias que escuchamos el Santo Rosario de familia, debiéramos hacer una recolecta para reunir fondos y así establecer una emisora propia, siempre que Ud. lo crea posible”.
Jovino era uno de los laicos que aspiraban a que la Iglesia tuviera una emisora al servicio de la feligresía y en ello sintonizaban con las aspiraciones del P. León. Jovino no se limitaba a dar sugerencias. Quería aportar en forma bien concreta:
“Esto se lo manifiesto porque soy uno de los que estoy dispuesto a sacrificarme de acuerdo a mi posibilidad, en esta magna obra en bien de las almas”.
La inquietud del P. León y de Jovino Duarte terminó siendo recogida años más tarde, en 1956, por el P. Wenceslao García, SJ. Misionero expulsado de China y llegado al país en 1950, el P. Wenceslao, enviado al Santo Cerro, como párroco y superior religioso, consiguió un pequeño trasmisor de onda corta y lanzó al aire una nueva señal de radio, destinada a la feligresía de su parroquia.
La iniciativa fue apoyada por la joven diócesis de La Vega, erigida tres años antes, en 1953. Msr. Panal, primer obispo de la diócesis, asumió a Radio Santa María como obra diocesana e impartió la bendición al nuevo proyecto el 28 de Octubre de 1956. Así nació Radio Santa María: inspirada por el P. León, pedida por los fieles del Cibao, puesta en marcha por el P.Wenceslao y apoyada por Msr. Panal, surgió la nueva señal al servicio del trabajo evangelizador de la Iglesia. La aventura de una emisora católica en La Vega llega en este año de 2006 a sus 50 años de existencia.
A lo largo de su primer medio siglo, Radio Santa María ha pasado por circunstancias muy diversas. De 1956 a 1970, durante sus primeros 14 años, la emisora trasmitía desde unas estrechas instalaciones en el Santo Cerro. Con el cambio de década, de los ’50 a los ’60, se produjo una diversificación de las actividades de la emisora. Sus inicios fueron los de un instrumento de apoyo a la labor pastoral que la Iglesia llevaba a cabo, por medio de la Compañía de Jesús, en el Santo Cerro y alrededores. Pero ya en los años ´60, su segundo director, el P. Cipriano Cavero, SJ, se las ingenió para situar la señal de Radio Santa María en amplitud modulada con 10 kilovatios de potencia. Al mismo tiempo, el nuevo medio de comunicación social se colocaba al servicio de un proceso de alfabetización que cubriría toda la región y beneficiaría a más de 25,000 adultos. Al integrar la alfabetización de adultos en su agenda de trabajo, Radio Santa María ponía pie firme en el terreno del desarrollo social y económico que, a partir de entonces, formaría parte esencial de su trabajo, junto con la dimensión evangelizadora. Al tiempo que alentaba la fe de los fieles con su popular programa “Aliéntate, corazón”, el P. Cavero brindaba apoyo a las incipientes organizaciones campesinas.
En 1971, con la llegada de un nuevo director, Antonio Cabezas, la emisora traslada sus estudios a su actual ubicación, en la avenida Pedro Rivera, a la salida de La Vega. Radio Santa María se daba así unas dimensiones físicas más apropiadas para el crecimiento de su labor. Al mismo tiempo, la emisora se situaba en el entorno urbano de La Vega, con una mejor posición para intervenir en el devenir de una sociedad dominicana que por entonces cambiaba de lo rural a lo citadino. Pero el diálogo con el mundo campesino seguía siendo intenso: el acompañamiento de las asociaciones de agricultores, así como las constantes visitas a las comunidades rurales y las trasmisiones con unidad móvil con un estilo de gran familiaridad marcaron la tercera época de Radio Santa María, llena de innovaciones.
Aun sin contar entonces con el teléfono al alcance de las mayorías, el estilo “Santa María” se establece como el de una fuerte interacción con las audiencias. Y todo ésto puesto al servicio de la aspiración a la democracia y a la libertad que tanto se dejaba sentir en el pueblo dominicano durante esos años de gobiernos autoritarios. Radio Santa María llega así a ser un bastión de resistencia a los intentos de retener a la sociedad dominicana dentro de los moldes heredados del trujillato. El apoyo de Msr. Antonio Flores, obispo de La Vega, y el coraje de varios comunicadores de Radio Santa María hizo posible responder al desafío de los tiempos.
La presencia del P. Rogelio Pedraz, SJ, en la emisora de los ‘70 se hizo sentir. El retomó la labor alfabetizadora de Radio Santa María y, siguiendo el modelo de una radioeducativa de las Islas Canarias, Radio ECCA, organizó un departamento de educación primaria, las Escuelas Radiofónicas Santa María. Con ellas se ofreció por primera vez en el país a los adultos la posibilidad de estudiar los cursos básicos del 1ro al 6to. Poco tiempo después, la Secretaría de Educación autorizó la oferta de los cursos 7mo y 8vo, con los que se completaba toda la educación básica.
Los adultos de los ciudades y áreas rurales respondieron con entusiasmo. Tan sólo en nueve años, al terminar la década de los ’70, el número de alumnos de las Radiofónicas alcanzó la cota de los 30,000 alumnos. Pocos años más tarde, bajo la dirección del P. Felipe Arroyo, SJ, el alumnado llegaría a los 50,000 alumnos. En el presente año de 2006, las Escuelas Radiofónicas Santa María, iniciadas un 1ro. de Agosto de 1971, cumplen 35 años de labor educativa, habiendo entregado a la fecha la cantidad de 90,000 graduados de 8vo. Curso.
Pero, en sus inicios, las Radiofónicas eran apenas una imprenta modestísima que trabajaba día y noche bajo el ojo experimentado y cuidadoso de Servio de Js. Jiménez (Celso), el empleado de mayor permanencia en Radio Santa María, multiplicando los cuadernos. Mientras éstos llegaban a los alumnos en las más remotas comunidades bajo la supervisión de Néstor Veras, voces como la de Mercedes Jiménez (Mechy), Tenaida Camilo y otros maestros grababan las clases que llegarían hasta los raditos de los estudiantes que recibían en sus propias casas las ondas de Radio Santa María y, para la zona capitaleña, Radio ABC, mientras que en la frontera norte, Radio Marién se unía a esta gran red de educación sistemática a distancia. Lo que corría a través de esta red de ida, regresaba de vuelta a las oficinas de las Radiofónicas: Margot Cordero y otras secretarias se ocupaban de recoger los resultados de los exámenes de los miles de alumnos para certificar oficialmente su desempeño.
En la década de los ’70, tomó cuerpo igualmente una estrecha alianza de Radio Santa María con organizaciones de base, sobre todo de las áreas rurales. Las asociaciones agrícolas, que habían proliferado en el país a pesar de la represión política por ser el instrumento más a mano del campesinado de entonces para defender sus intereses, encontraron en la emisora de la Iglesia un medio para expresar sus ideas a nivel masivo, un acompañamiento muy cercano en lo técnico y en lo organizativo, como también un apoyo económico para su producción. Con la creación de un fondo rotativo, cuya aplicación dirigió eficientemente por veinticinco años Pantaleón Romano, se facilitó préstamos blandos a las asociaciones de la región, algo que todavía se lleva a cabo. Cuando muchos miraban con sospecha la carne de conejo, temiendo que fuera de gato, Ramón Batista, quien pasó más de treinta años al pie del trasmisor AM y de la antena de Radio Santa María en Río Seco, hallaba el tiempo de propagar la cría del roedor en los hogares de la región norte en busca de aumentar y diversificar el consumo de proteína animal. Pasado el exterminio de la población porcina, el departamento de asociaciones se ocupó de propagar nuevas variedades para repoblar el país de cerdos.
Otra forma de vincularse a la base, algo típico de Radio Santa María desde sus inicios, se realizó a través de programas de radio en los que se hacían presentes las comunidades. Equipos de locutores y técnicos de la emisora visitaban continuamente comunidades y pueblos de la región para hacer trasmisiones con la unidad móvil o grabar asambleas con los oyentes. El programa “Universidad para todos”, producido por el P. Pedro González-Llorente, SJ, un comunicador de primera categoría y formador de comunicadores, junto con Altagracia Guerrero Apolinar (Polo) Ramos, Santiago González y otros, recogía y compartía diariamente con la audiencia la problemática concreta de las diferentes comunidades, como también producciones radiofónicas de contenido social y teológico provenientes de países latinoamericanos. De las “aulas” de esta revista radial de educación popular, que fungía de abogada de las causas populares, surgió la iniciativa de ofrecer formación bíblica, litúrgica y teológica a una cantidad ingente de catequistas en todo el Cibao y más allá que, gracias a las sucesivas ediciones de “Asamblea Cristiana”, pudieron asumir más fácilmente las líneas de trabajo, de pensamiento y de vida que había establecido para toda la Iglesia universal el Concilio Vaticano II. A través de grabaciones y folletos, esta labor se proyectó en casi todo el país como un instrumento popular de formación de laicos.
Toda esta labor de la emisora se apoyaba sólidamente en el respaldo que le otorgó siempre quien fuera obispo de la diócesis de La Vega por 27 años, Msr. Juan Antonio Flores, un pastor ejemplar dedicado a una amplia grey y, a la vez, un abanderado de las luchas sociales de la región, quien proyectó su voz y su defensa de los pobres a través de los micrófonos de Radio Santa María.
La voz y el rostro de Radio Santa María a lo largo de los años se ha concretado en una larga serie de locutores y locutoras que han laborado en ella. Jóvenes de La Vega y de toda la región aprendieron con las consolas y micrófonos de la emisora a dirigirse al público con corrección y respeto y, al mismo tiempo, con mucha familiaridad, con un aire completamente popular que hacía sentirse en casa y miembros de “la gran familia” a los oyentes más humildes. Voces como la de Rafael Cruz Collado (1950 - 2003), quien laborara en ella por más de 30 años, Marino Concepción y Luis Emilio Díaz han sido y son emblemáticas al combinar la calidad técnica del profesional con la cordialidad del amigo. Este cuerpo de profesionales de la voz se acompañó en esos años cruciales por expertos en comunicación social como José Ignacio López Vigil y José Luis Sáez, SJ, que crearon una verdadera escuela de comunicación para la región y el país.
Al ritmo de la voz de esos locutores y locutoras, que llegan a ser muy familiares, parte de la cotidianidad de mucha gente, aunque no se les conozca físicamente, no sólo viajan noticias y programas de fondo o educativos, sino también espacios de música romántica altamente populares, que han conquistado el gusto de los oyentes. “La tarde, tú y yo”, a las 5:00 pm y “Versos y canciones para ti”, a las 9:00 pm han sido espacios abiertos para la dedicatoria de canciones y las felicitaciones entre amigos, familiares y enamorados. En una onda más amistosa que romántica, el programa “Círculo de la Amistad”, producido por Israel Acosta, un locutor con 29 años al frente del espacio, ha creado una vastísima red de amigos y amigas que se comunican cada domingo de 6:30 am a 8:00 am y que, cerca de la Navidad, se encuentran por miles en alguna localidad del norte del país, sin otro objetivo que el de engrosar el caudal de amistad que los une.
Detrás de esas voces en primer plano, locutoras y locutores, siempre ha habido un telón de fondo compuesto por un personal de oficina –recepcionistas, secretarias ejecutivas y auxiliares, contables- de una dedicación excepcional, de gran capacidad de sacrificio y de amor hacia todo el quehacer de la emisora. Mujeres y hombres como Hilda Moronta, Altagracia Herrera, Lurgio G. Belén, Altagracia Tapia, Nuris Rodríguez, Agueda Almonte, Yluminada Durán y otras han respaldado siempre, en forma callada y eficiente, la labor de la radio. De hecho, toda la proyección evangelizadora, social, política, musical y educativa de Radio Santa María siempre ha contado con el apoyo de un personal que está detrás y que apenas “suena”, aunque su labor ha sido vital. Detrás de los micrófonos, consolas, grabadoras, trasmisores, antenas y plantas, sin que se les vea, han estado siempre al tanto y en guardia hombres de la técnica como Leo Papaterra y el Hno. Juan Gonzalo, SJ, y de los estudios de grabación, como Tony Durán, René García, Julio César Jiménez y otros.
En lo que el celular de tarjeta prepagada convertía al teléfono en un artículo de uso masivo, Radio Santa María fue ocupando el espacio de medio de comunicación entre los oyentes mismos. A través de la emisora, los mensajes iban y venían. La tanda de “servicios sociales” unas cuatro veces al día, sustituían las cartas que Correos hacía llegar en un mes y hasta los papelitos de mano en mano o de boca en boca que a veces se extraviaban, se olvidaban o cambiaban de sentido. Los mensajes llegaban a la emisora en bolsillos de pasajeros de carros o de motoristas: “A Carlos, en La Guama, que salga a recoger a su mujer con un animal de buen paso, que va parida”. “A Luisa, en El Tamarindo, que venga donde su papá… y que traiga dinero”. “A Masita, en Derricadero, que Juan llega al mediodía con tres personas a comer”. Y así, mensaje a mensaje, que a veces oía el interesado y a veces la vecina o el pariente, la comunicación llegaba y alcanzaba su objetivo: facilitar la comunicación para que se diera la solidaridad. Con el tiempo, hubo que establecer controles para establecer la identidad y comprobar la buena fe de los que enviaban el mensaje para impedir abusos o el “robo de identidad” que hoy día se produce electrónicamente.
La emisora ha tratado de ser siempre una fuente de sana distracción para sus oyentes. No todo puede ser “serio”, formal, didáctico. También hay que sacar tiempo para descansar, para relajarse y limpiar la mente. Por eso, la emisora siempre ha tenido espacios musicales, potenciando sobre todo la música nacional. Pero también ha mantenido la dimensión de la narración a través de novelas que han llegado a ser legendarias: la serie de “Kazán, el cazador” se ha tenido que trasmitir por la emisora innumerables veces a petición popular. Y hay oyentes a la espera de que les llegue en el extranjero por internet. Esta y otras series son recordadas por las audiencias, que a la hora de la comida necesitaban tener a su lado el radito con el capítulo siguiente. Hoy día, las telenovelas se han convertido en el género narrativo preferido de las grandes masas, especialmente femeninas. Pero la novela radial de aventuras llegó a ser la favorita de todos los públicos, femeninos y masculinos, pequeños y adultos.
Con todo, la presencia de Radio Santa María en la vida de sus oyentes siempre ha ido más allá de las ondas radiales. Antes de que se hablara de “multimedios”, ya la emisora había descubierto una variedad de formas de hacerse presente en el diario vivir de su audiencia. Detrás de los kilohercios y megahercios en que viaja la programación, han llegado los “esquemas” de las Escuelas Radiofónicas o su promotor, o la visita del departamento de Asociaciones, seguida quizás de un préstamo para un microempresario o empresaria. Año tras año, desde 1974, ha ido llegando igualmente una publicación que con sus 32 años de circulación es más que costumbre o tradición: es una partecita de la vida de miles de familias de todo el país: el Almanaque-Escuela. Inspirado por publicaciones semejantes de países centroamericanos y de América Latina, la idea de un volumen manejable de lecturas amenas y útiles, con algo para cada miembro de la familia cuajó en una revista cultural variada que cada año, hacia Diciembre, circula por todas las regiones donde se hacen presentes Radio Santa María y las Escuelas Radiofónicas. El Almanaque-Escuela, cuya edición número 34 tiene Ud. en sus manos, ha sido una puerta de ingreso diario a la lectura para miles de lectores. Con temas de importancia y de aplicación muy concreta, presentados en un lenguaje sencillo por autores de peso, la publicación ha ayudado a crear un hábito de lectura en familias que sólo veían en el entorno del hogar los aburridos textos escolares de sus hijos e hijas. Y un apoyo cotidiano para los adultos que, tras haber sido alfabetizados, requerían de lecturas que mantuvieran en ellos lo aprendido.
Las publicaciones de Radio Santa María y de las Escuelas Radiofónicas, con manuales sobre la agricultura o la crianza, la elaboración de filtros de agua, las “Asambleas Cristianas”, los folletos de “Compadre Mon”, etc., en épocas en que aún no se disponía de fotocopiadoras y mucho menos de “escáners”, salieron a la luz pública acompañándose de dibujos y elementos gráficos tomados benévolamente de publicaciones semejantes. Una especie de piratería sana y autorizada por las fuentes. Pero en poco tiempo, se incorporó a la labor editorial el arte y el gusto de dibujantes, como Luis Frías, Roberto Ortiz, y diagramadoras, como Greisy Borges, que han dado un sabor a cultura dominicana a las publicaciones de Radio Santa María. Gracias a ellos, los dibujos de estas publicaciones han representado los rasgos propios de la gente de nuestro pueblo, dejando a un lado lps de gente “rubia” o de turistas venidos de lejos. Así apareció la doña friendo en la esquina con el paño a la cabeza, el campesino de bozo con el machete a la cintura, la niña con sus moñitos y el joven con su “afro” al estilo criollo. Este diseño gráfico ha contribuído a arraigar un sentido de identidad y autoestima más auténtico en nuestro pueblo.
En los años ’80, el P. Carlos Rodríguez, SJ, que venía del mundo del trabajo pastoral, ofreció a la emisora, con su trabajo como director, la oportunidad de institucionalizar las diferentes áreas de trabajo. Todo lo que se había gestado en Radio Santa María durante los años ’60 y ’70, se pudo consolidar entonces ampliamente. La tecnología, algo vital para el trabajo de la radio, que necesita tecnología de punta para mantenerse en la preferencia de sus oyentes, se renovó en profundidad en esos años con la colaboración de agencias de ayuda internacionales, que siempre han sido un soporte para el trabajo de la emisora. El último aporte de importancia en la renovación tecnológica ha sido hecho por el Japón en el 2005, valiosa colaboración que permite a la emisora mejorar su señal con nuevos equipos.
En los años ‘80, las Escuelas Radiofónicas Santa María llegan a tener un alumnado muy amplio en todo el país, incorporando al manejo de la lectura y la escritura y capacitando en educación básica a decenas de miles de adultos y adultas decididos a ser más y a labrarse un futuro mejor. El aporte de las Radiofónicas se mantendría al nivel de la educación básica por unas dos décadas más hasta que los reclamos del alumnado y de los maestros y maestras facilitadores indicara la necesidad de ofrecer el siguiente nivel educativo: el bachillerato radiofónico, inaugurado en el otoño de 2005.
Con los años ’90, se incorporó a la obra un nuevo director, el P. Antonio Lluberes, SJ. Historiador de vocación y formador experimentado, el “Padre Ton”, como se le conoce, favoreció una renovación profunda del quehacer de Radio Santa María. Bajo su impulso, muchos programas de Radio Santa María se reformularon y relanzaron con aires de novedad. Mientras el país entraba en una época de afianzamiento de la democracia, la emisora se concentraba en ofrecer un gran respaldo a la difusión de las nuevas ideas y comportamientos políticos. Un proyecto de Radio Santa María -“Compadre Mon se democratiza”- se convirtió en una escuela de formación popular para la democracia con una gran cantidad de talleres, obras teatrales, programas radiales, debates, concursos y una profusa literatura al alcance de todos. Por entonces se inició la representación durante la Semana Santa de la “Pasión de Cristo” en el hermoso parque municipal de La Vega, junto a la majestuosa catedral de la ciudad del Camú. Esta tradición teatral, en la línea de los autosacramentales del medioevo, ha revivido por obra y gracia de Roberto Abreu con el apoyo de varias instituciones veganas.
La frecuencia modulada de Radio Santa María, 97.9 Mhz, le fue concedida por la antigua Dirección General de Telecomunicaciones en 1977. En sus inicios, se concibió como una simple versión en FM de la misma programación de Radio Santa María en los 590 Khz AM. La FM servía para vehicular los programas de la emisora a ciertas localidades en que la amplitud modulada (AM) no se captaba adecuadamente. Ya en los años ’90, la dirección de Radio Santa María concibió el proyecto de una FM con una programación diferente, pensada para un público distinto y con la finalidad de “dar gloria a Dios con la música y el canto”. Surge así, en marzo de 1992, Estudio 4, la emisora de la música suave y de los mensajes cálidos y positivos que se ha constituído en ese fondo melódico que acompaña el trabajo y el estudio de miles de oyentes que no quieren ser distraídos por una conversación o informaciones frecuentes. En la actualidad, Estudio 4 se halla enfrascada en un estudio a fondo de su perfil. Las preferencias de las grandes audiencias en el país y en el mundo se orientan progresivamente a las frecuencias moduladas por la calidad del sonido, que se presta especialmente para la trasmisión de música. En ese sentido, Estudio 4, como Radio Santa María, su progenitora y contraparte en la AM, busca nuevos cauces para el mayor servicio que pueda prestar a las audiencias nacionales.
Por iniciativa del P. Antonio Lluberes, con el apoyo resuelto del Grupo León Jimenes con sede en Santiago de los Caballeros, surgió en 1993 el “Concurso de Cuentos” de Radio Santa María, que hasta entonces había conocido concursos de carácter más popular, como los anuales concursos de décimas, en los que participaban compositores de diferentes clases sociales, desde el perfumado poeta de salón hasta el decimero de monte adentro, con olor a carbón. El “Concurso de Cuentos”, que ya ha puesto en circulación doce volúmenes con obras inéditas de autores del país, nóveles unos y veteranos otros, es una vitrina en la que muchos escritores han podido mostrar su maestría en el arte de la narración. El género del cuento, que en nuestro país ha tenido exponentes de la talla de Juan Bosch, sigue vivo en estos autores que ya han dado a conocer más de un centenar de obras obras en los doce tomos del “Concurso de Cuentos”.
En 1992, el advenimiento del tercer obispo de La Vega, Msr. Antonio Camilo González, significó para Radio Santa María la renovación del apoyo constante de la diócesis a la emisora. Msr. Camilo aprovecha el alcance multiplicador de la radio para mantenerse en contacto diario toda la feligresía del Cibao a la que dirige al atardecer sus “Orientaciones” después del rezo del Santo Rosario. El acento pastoral de su labor se deja sentir continuamente a través de la emisora, que apoya con programas y campañas el trabajo pastoral de la diócesis. A su manera, Radio Santa María ha contribuído al crecimiento de innumerables vocaciones religiosas y sacerdotales, así como laicales, en el seno de las iglesias diocesanas del Cibao.
Hacia la mitad de la década de los ’90, el P. José Somoza, SJ, se hizo cargo de Radio Santa María para conducirla en los últimos años del siglo XX e introducirla en los primeros años del XXI. De andar pausado, palabra cordial, sonrisa fácil y de mucha cercanía, el P. Somoza situó a Radio Santa María ante el camino de renovación que exigían los nuevos tiempos. El surgimiento de una cantidad ingente de medios de comunicación social en el país y el advenimiento de una nueva época, marcada por la pluralidad y la globalización, planteaban a la emisora la necesidad de examinar su trayectoria para trazar el rumbo a seguir en los próximos años.
Por entonces, Radio Santa María se destaca por un trabajo de periodismo radial sobresaliente, liderado por figuras como Ramonita García, Federico Santana (Fellé), José A. Victoriano, Sandra Hilario, Ramón Durán Facenda, junto con otras y otros que hacían presente en las ondas de Radio Santa María los hechos y los personajes más trascendentes en el devenir de la nación. La emisora también consolida por entonces esquemas de colaboración radial con las emisoras católicas del país, como Radio Enriquillo, Radio ABC, Radio Marién, Radio Seybo, Radio Cayacoa y otras, reunidas en la Unión de Emisoras Católicas (UDECA), organización animada por un secretario de amplias perspectivas y trabajo intenso, Humberto Vandenbulcke. El noticiero “En contacto” reunía diariamente los aportes de las seis emisoras y los entregaba al país con puntualidad. Radio Santa María sigue presente en el seno de UDECA y espera seguir adentrándose en el siglo XXI de la mano con las emisoras hermanas con las que comparte la misión de evangelizar, educar y ayudar al desarrollo.
Al momento de llegar a sus 50 años, con voces conocidas y nuevas, con figuras, habituales unas y recientes otras, la emisora se apura por mirar hacia delante y prepararse para desempeñar el papel que le corresponde en medio de circunstancias del todo nuevas. Declarada un 19 de Abril de 1996 “Patrimonio Cultural de la República” por la Cámara de Diputados, Radio Santa María sabe que lo más importante de su misión está, no en lo alcanzado en estos 50 años, sino en descubrir lo que haya de ser su aporte a las nuevas generaciones de dominicanos y dominicanas que, hoy día y mañana, cuentan y contarán con un gran abanico de medios de comunicación con el poder de ayudarles o de entorpecerles a su paso por la historia. Con pasión por todo lo que hace, Radio Santa María quiere concertar su cita de cada día con el pueblo dominicano en los 50 años por venir.