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10 jul 2011

CRONICA DE PEDRO CIEZA DE LEÓN SOBRE EL TICCI VIRACOCHA

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Wilfred Blummer ha comentado su entrada de blog "NUEVAS REVELACIONES SOBRE LOS INCAS" en ARQUEOLOGOS

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CRONICA DE PEDRO CIEZA DE LEÓN SOBRE EL TICCI VIRACOCHA

ANTES que los Ingas reinasen en estos reinos ni en ellos fuesen conocidos, cuentan estos indios otra cosa muy mayor que todas aquellos dicen, porque afirman que estuvieron mucho tiempo sin ver el sol y que, padeciendo gran trabajo con esta falta, hacían grandes votos y plegarias a los que ellos tenían por dioses, pidiéndoles la lumbre de que carecían; y que estando de esta suerte, salió de la isla de Titicaca, que está dentro de la gran laguna de Collao, el sol muy resplandeciente con que todos se alegraron, y que luego que esto pasó, dicen que hacia las partes del Mediodía vino y remaneció un hombre blanco de crecido cuerpo, y cual en su aspecto y persona mostraba gran autoridad y veneración, y que este varón que así vieron tenía tan gran poder que de los cerros hacía llanuras y de las llanuras sierras grandes, haciendo fuentes en piedras vivas. Y como tal poder le conociesen, llamábanle Hacedor de todas las cosas criadas, Principio de ellas, Padre del sol, porque sin esto dicen que hacía otras cosas mayores, porque dio ser a los hombres y animales; y que en fin por su mano les vino notable beneficio. Y este tal, cuentan los indios que a mí me lo dijeron, que oyeron a sus pasados, que ellos también oyeron en los cantares que ellos de lo muy antiguo tenían, que fue de largo hacia el Norte, haciendo y obrando estas maravillas por el camino de la serranía y que nunca jamás lo volvieron a ver.
En muchos lugares diz que dio orden a los hombres cómo viviesen y que les hablaba amorosamente y con mucha mansedumbre, amonestándoles que fuesen buenos y los unos a los otros no se hiciesen daño ni enjurio [injuria], antes, amándose, en todos hubiese caridad. Generalmente le nombran en la mayor parte Ticiviracoche, aunque en la provincia de Collao le llaman Tuapaca y en otros lugares de ella Harnava [Arnahuan]. Fuéronle en muchas partes hechos templos, en los cuales pusieron bultos de piedra a su semejanza y delante de ellos hacían sacrificios, los bultos grandes que están en el pueblo de Tiaguaco [Tiahuanacu] se tiene que fueron hechos desde aquellos tiempos; y aunque por fama que tienen de lo pasado cuentan esto que escribo de Ticiviracocha, no saben decir de él más ni que volviese parte ninguna deste reino. Sin esto dicen que pasado algunos tiempos, volvieron [sic] otro hombre semejable al que está dicho, el nombre del cual no cuentan, y que oyeron a sus pasados por muy cierto que por dondequiera que llegaba y hubiese enfermos los sanaba y a los ciegos con solamente palabra les daba vista; por las cuales obras tan buenas y provechosas era de todos muy amado. Y de esta manera, obrando con su palabra grandes cosas, llegó a la provincia de los Canas, en la cual, junto a un pueblo que ha por nombre Cacha, y que en él tiene encomienda el capitán Bartolomé de Terrazas, levantando de los naturales inconsideradamente fueron para él con voluntad de lo apedrear y conformando la obra con ella le vieron hincado de rodillas, alzadas las manos al cielo, como que invocaba el favor divino para se librar del aprieto en que se veía. Afirman estos indios más, que luego pareció un fuego del cielo tan grande que pensaron todos ser abrasados; temerosos y llenos de gran temblor fueron para el que así querían matar y con clamores grandes le suplicaron de aquel aprieto librarlos quisiese, pues conocían por el pecado que habían cometido en lo así querer apedrear les venía aquel castigo. Vieron luego que, mandando al fuego que cesase, se apagó, quedando con el incendio consumidas y gastadas las piedras de tal manera que ellas mismas se hacen testigos de haber pasado esto que se ha escrito, porque se ven quemadas y tan livianas que, aunque sea algo crecida, es levantada con la mano como corcho. Y sobre esta materia dicen más, que saliendo de allí, fue hasta llegar a la costa de la mar, adonde, tendiendo su manto, se fue por entre sus ondas y que nunca jamás p