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18 feb 2010




http://www.almomento.net/
Fri, 11 Apr 2008 07:43:00
Solitaria, en cementerio poco importante, está la tumba de Trujillo
Por Eddy Castellanos*


Panteón donde reposan los restos de Trujillo.


MADRID.- Muy cercano pero desconocido por la mayoría de los dominicanos residentes en Madrid está el ataúd con los restos del más sanguinario dictador dominicano, Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Solitario, en la parte baja de un estrecho nicho de mármol oscuro de apenas unos 15 metros está la urna que guarda al generalísimo, con la sola compañía de su primogénito Ramfis, enterrado en el mismo panteón.
Curiosamente aquel hombre que se consideró a sí mismo tan grande y al que tantos rindieron pleitesías, duerme aislado en un reducido y poco importante cementerio de la pequeña comunidad de El Pardo, a 25 minutos de Madrid; camposanto que está muy por debajo de las características impresionantes de los cementerios madrileños, como el de La Almudena, por ejemplo y una tumba que probablemente no se asemeja en nada a aquella apoteósica cripta de la Iglesia Nuestra Señora de La Consolación, mandada a construir por el dictador en su natal San Cristóbal, República Dominicana, en los años 50.
Más aún, este hecho no sólo pasa desapercibido para los dominicanos que diariamente hacen su vida cotidiana en Madrid y el resto de España, sino para los propios residentes del pueblo de El Pardo, que desconocen que en su pequeño cementerio esté enterrado un personaje que una vez fue Presidente de un país, cuyo territorio fue colonizado por los españoles. Para los residentes en El Pardo, en su camposanto sólo hay enterrada una figura política de importancia:; Carmen Polo, esposa del dictador español Francisco Franco.
Al parecer la llegada de los restos de Trujillo a este pueblo fue en secreto, y todavía hoy es poco conocido, pues a pesar de que en él viven personas en su mayoría de edad avanzada, como el resto de la población española, ninguno de los entrevistados por nosotros conocía del tema. A algunos les resultó muy extraño su desconocimiento, toda vez que están viviendo allí desde pequeños y por costumbre todos se enteran de los escasos entierros en el cementerio del pueblo. Ciertamente en El Pardo los parroquianos se enteran fácilmente de las novedades de su pequeña comunidad, pues en una de mis visitas pude leer al bajarme en una de las tres paradas de autobús que tiene el pueblo una pequeña nota impresa que desafortunadamente anunciaba el fallecimiento de una persona y la hora en que se celebraría su entierro.
Durante nuestras visitas pude notar que a pesar de estar totalmente solitaria, existe cierto celo en torno a la tumba; si bien es cierto que en los cementerios españoles está prohibido tomar fotografías como lo indica un cartel en las entradas de casi todos los camposantos españoles, notamos en El Pardo un celo excesivo cuando nos acercamos en el andén que da a la tumba de la familia Trujillo. En la tercera ocasión en que estuvimos en el panteón, un mozo -al parecer de la administración municipal del cementerio- nos ofreció ayuda, pero en realidad nos vigilaba, pues habíamos despertado su curiosidad con nuestras visitas a esa área del pequeño cementerio. Al final conseguimos hacer las fotos que necesitábamos para ilustrar este trabajo, siempre ocultándole al empleado de la administración, nuestro interés por la mole de mármol negro que contiene los restos.
La llegada del ataúd de Trujillo a este cementerio no supuso la primera estancia del dictador en estos suelos. Algunos años antes de su ajusticiamiento es probable que Trujillo quedara fascinado con la belleza de las grandes extensiones sembradas de pinos verdes que posee el pueblo de El Pardo, lugar que tiene como atractivo una enorme planicie habitada por aves de diferentes especies en donde funciona un famoso club de caza deportiva. Ahí está situado el palacio real de El Pardo, donde vivió su amigo y colega dictador Francisco Franco, quien gobernó España antes de la democracia actual y a quien Trujillo visitó en 1956. Es casi seguro que al dictador dominicano le hubiera gustado vivir allí. Al final lo consiguió.
Para llegar hasta el cementerio de El Pardo, lugar de la tumba del dictador dominicano Rafael L. Trujillo, desde el aeropuerto de Barajas, se debe tomar la línea 8 del metro y luego tomar la línea 6 en la estación Nuevos Ministerios hasta llegar a la estación Moncloa, donde se puede abordar el autobús N- 601 con destino Mingorrubio-El Pardo. Ticket especial de un viaje Metro 2€ (dos euros). El autobús sólo cuesta 1.10€ (euros).
La Ruta del Tirano
Antes de llegar a El Pardo los restos de Trujillo tuvieron como morada otras sepulturas. A raíz de la acción heroica del grupo de patriotas dominicanos que produjo su ajusticiamiento la noche del 30 de mayo del 1961, el cuerpo de Trujillo, ya cadáver, viajó en el maletero del vehículo de uno de los ajusticiadores para luego ser encontrado por los agentes del servicio de inteligencia del régimen. Su hijo Ramfis, al enterarse de los acontecimientos en torno a su padre, llega a Santo Domingo desde París y se pone al frente de la situación. Más tarde el cadáver es inyectado de sustancias para su conservación y luego trasladado a la Iglesia Nuestra Señora de La Consolación en San Cristóbal y depositado en aquella cripta, que El Jefe pretendió fuera su morada final.
Es sabido que una vez es inminente la salida de la familia Trujillo del país, Ranfis ordena enviar el ataúd de su padre hacia la ciudad de Cannes, Francia, país en el que él residiría a partir de entonces. Para esto el cadáver fue embarcado desde Boca Chica en el yate Angelita junto a un indeterminado número de bienes, parte del mismo dinero en efectivo, con destino a la isla de Guadalupe. Una vez en aguas del mar Caribe el yate fue obligado a retornar a puerto por las autoridades dominicanas, que entonces revisaron la carga del yate, encontrándose con el cadáver, que al parecer viajaba de incógnito. Más tarde el ataúd partió en avión desde la base aérea de san Isidro con destino a Francia.
Al llegar al aeropuerto francés de Orly, primer destino del cadáver de Trujillo en suelo extranjero, y a pesar de tener toda documentación en regla, las autoridades francesas optaron por abrir el ataúd, con la oposición de los que le acompañaban, para comprobar el contenido. Al decir de los testigos Trujillo estaba ennegrecido por el efecto de las sustancias inyectadas para su conservación. El destino de Trujillo era un mausoleo de 45,000 dólares en el famoso cementerio de Père Lachaise.
El cadáver de Trujillo quedó en Francia, en donde Ramfis vivía, hasta que se mudó a Madrid, donde aún gobernaba Franco, amigo de su familia. La estancia de los restos en Francia es corta, el cadáver fue exhumado y trasladado a El Pardo, donde hoy se encuentra. Mientras Ranfis se accidentó en la carretera N1 de la capital española muriendo el 28 de Diciembre de 1969 y enterrado primero en el famoso cementerio de la Almudena en Madrid, para luego ser desenterrado y llevado hasta El Pardo, donde desde entonces ha acompañado a su padre Rafael Leónidas Trujillo.
El autor es un dominicano residente en Madrid
eddycasts@hotmail.com