EL MÁS ANTIGUO Y GRAVE PROBLEMA ANTILLANO.
Fuente: La Dominación de la Frontera, por Manuel A. Machado Báez. Capitulo I, Colección era de Trujillo, Imp. Dominicana, 1955
De acuerdo con una hipótesis geológica, Las Antillas son los picos prominentes de una gran codillera sumergida; y el Mar Caribe, que hoy se asoma al Atlántico por las ventanas de cien canales, fue un gran lago en épocas remotas
La hipótesis de la cordillera sumergida nos hace pensar que en estas tierras en las aguas en un naufragio gigantesca, dejaron a flote, como invicta insignia, lo más alto y noble, lo que más en contacto había estado con el beso del sol y del cielo. Y en esos picachos proceros que al hundirse un poco acertaron el sereno azul del cielo hasta el inquieto azul de los mares, le ha tocado a nuestros pueblos vivir, como por un bello don de la providencia
Motivos de orden geológico y geográfico son los primeros que aparecen en nuestro pensamiento al tratar de investigar las fuerzas iníciales que crearon intercambios entre Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico. Igualdad climatérica, igualdad de flora y fauna, debieron ser las causas de que, sin duda desde la época precolombina, los nativos de las tres Antillas pudieran cambiar de isla sin que les pareciera cambiar de patria.
Desde antes del Descubrimientos nuestro intercambio está patrocinado por la naturaleza. No hemos hecho sino continuarlo. Los mismos canales que separan nuestras islas tienen, tienen en su estrechez, un anhelo de continuidad que contradice a la idea de separación. Acaso el poeta que ha dicho que somos “un continente deshojado en el mar, como una flor ha forjado, más que una frase bella, la expresión de una bella verdad
La historia nos enseña que nada enlaza tanto y más fuertemente a hombres y pueblos como una comunidad intima de grandes anhelos o de grandes temores. El interés común en la inspiración o en la defensa tiene más fuerzas que el artificio de los tratados. La experiencia evidencia que tales tratados sobreviven y resisten a toda clase de embates sólo cuando consagran un preexistente interés común. Y en nuestro caso, la geografía ha hecho de nuestro destino, de nuestra vida, de nuestra historia, casi una sola y misma cosa.
En ese escenario así dispuesto por las leyes misteriosas y sabias de la providencia, interviene luego la historia. Cuba, Quisqueya y Borinquén, son descubiertas, con pequeñas diferencias de tiempo, en el mismo Gran Viaje de Cristóbal Colon. Hijas primigenias de la Madre España, fueron las Antillas las primeras en acogerse a su seno. Y estos conllevó para estas islas, desde el amanecer de la historia americana, igualdad de bandera protectora, de habla armoniosa, de religión apasionada, de sistemas legales, de fusión de razas, de costumbres populares, de regiones coloniales. A todo lo largo del coloniaje las tres grandes Antillas fueron como una solo la colonia.
Las cortas distancias marinas que la desunen adquiriendo entonces el valor de una separación teórica. En el mapa colonial de España fuimos una sola mancha unicolor
El final del siglo XVIII y el comienzo del siglo XIX, era de las liberaciones definitivas, sorprendió a las Antillas en franco intercambio general. La obra de aproximación que creó la naturaleza comenzó a ser más intensa y más conscientemente cultivada por el espíritu y la mente del hombre antillano.
Casi hacia la mitad del último siglo, cuando el pueblo dominicano enarboló una bandera independiente, su enseña era acariciada por los aires de la libertad como por el simpático aliento de los pueblos cubano, puertorriqueño. Y pasado el eclipse de la anexión, en franca vía de independencia determinismo, la República Dominicana halló en el alma y en los brazos de esos pueblos hermanos cordial refugio y confortador aliento Para más de un hijo proceso
La Nación Haitiana, no puede dejar de ser considerada en ningún problema Pan. Antillano. Desde luego, que a quien más de cerca toca consideración es a la República Dominicana. Las República Dominicana y Haitiana son dos paradójicas dos hermanas siameses de las Antillas. No pareces sino que estas islas, pedestales de cien banderas, tratan de enseñar cómo, hasta en una sola isla, caben dos patrias.
Sin embargo, la dos naciones, de individualidad y caracteres bien definidos y bien diversos, no podrían llegar jamás a una recíproca asimilación. La historia demuestra que veintidós años de dominación haitiana dejaron intacta el alma dominicana. Si la hominización hubiera sido inversa, el resultado habría sido idéntico. Aquel ensayo fue fecundo en reciprocas enseñanzas
La frontera haitiana no es solamente la línea que separa políticamente a una nación de otra, ni a un pueblo de otro pueblo. Esa frontera es la divisoria tendida entre los pueblos antillanos de origen y de habla española, y otro pueblo antillano de origen y esencias radicalmente no hípanos
El origen y las esencias de la dualidad social reposada en La Española es el punto de apoyo, la razón prima y el campo general de aplicación de toda la investigación propuesta. Plantear objetivamente el estudio de la obra de la civilización interpuesta en la frontera. Es de una vez retro exportar dos cosas congénitas en ese planteamiento; el porqué de esa gigantesca construcción civilizada en aquel punto de nuestra patria, y el porqué remoto del problema de obligó y obliga a mantener esa maquinaria de civilización ahí.