El ámbar en la República Dominicana
El ámbar es una resina vegetal fosilizada, producto residual de algunos árboles prehistóricos. Aquella resina era un fluído pegajoso que en contacto con el aire se endureció y que el tiempo transformó en ámbar. Al brotar la resina del tronco del árbol, hace muchos millones de años, a menudo atrapó en su camino pedacitos de origen vegetal y pequeños animales que han quedado bien preservados hasta hoy.
En Europa, el ámbar se forma a partir de la resina del Pinus succinifera, en tanto que en Chiapas (México), Nicaragua y República Dominicana proviene de una leguminosa, el algarrobo (Hymenaea spp.) del período geológico Terciario.
Las piezas naturales de ámbar tienen formas muy variadas desde irregulares hasta bien formadas como gotas, estalactitas o campaniformes, con una gravedad (o peso específico) de 1.05-1.1.
El ámbar dominicano tiende a presentarse en numerosos colores, muy brillantes, con una gran variedad de tonalidades muy hermosas. Varios factores influyeron en la determinación del color de cada piedra. Algunos posibles factores son: el tipo de árbol productor de la resina; la composición de la resina, su tiempo y condiciones de fosilización; la presencia de elementos naturales (orgánicos e inorgánicos); los diferentes niveles de temperatura y presión existentes en los estratos ambaríficos.
Aún cuando algo del ámbar es minado en la parte Suroriental, notablemente alrededor de Bayaguana, la mayor parte del ámbar dominicano se encuentra en la parte de la Cordillera Septentrional que se encuentra entre Santiago y Puerto Plata, pudiéndose distinguir dos distritos.
Distrito Norte. Localizado en las secciones Juan de Nina y Rancho Abrosio. Cuando se compara con el ámbar del distrito del Sur, el ámbar de este distrito tiende a ser más frágil y a romperse con el calor. Existen tres variedades de ámbar que se encuentran de este distrito:
Un ámbar amarillo pálido y claro; extremadamente frágil, suave, sin materia vegetal o insectos.
Un ámbar amarillo menos frágil, un poco más duro, con fracturas internas y materia vegetal.
Un ámbar azul bastante duro, con inclusiones de impurezas (todo el ámbar azul contiene algunas impurezas).
El ámbar azul es más raro que las dos variedades amarillas y las tres variedades de ambar pueden distinguirse unas de otras por el olor (el ámbar puede quemarse como el incienso).
Distrito Sur. Aquí se incluyen tres secciones:
Sección de Palo Alto. El ámbar de Palo Alto es casi todo amarillo, contiene considerables restos vegetales, es bastante frágil, muy fracturado y contiene cuando menos 10 veces más insectos que el ámbar del Distrito Norte; se funde en una forma diferente del ámbar del Norte, y huele casi como el ámbar de La Toca. Existe muy poco ámbar negro. Aún cuando hubo pequeñas canteras del Gobierno en Palo Alto hace muchos años, todo el ámbar en la región se obtiene a través de un minado a mano. La Toca está localizada 4½ kms a lo largo del rumbo desde Palo Alto y ambas minas están un poco abajo de una arenisca masiva, sugiriendo que las dos localidades pueden estar incluídas en un mismo horizonte.
Sección La Toca. El ámbar de esta sección es el más variado, incluyendo algunas de las mejores y de las peores piezas de ámbar, pero generalmente es bastante duro, no muy fracturado y contiene más insectos y vegetales que el ámbar de cualquier otra sección. El ámbar rojo también se encuentra aquí, aún cuando la coloración roja es una oxidación superficial cuya cubierta puede ser pulida, dejando el ámbar amarillo abajo. En períodos de gran producción, casi 300 libras al mes de ámbar eran producidas en La Toca.
Sección de Palo Quemado. El ámbar de esta sección, aún cuando contiene muy pocos insectos y pocos vegetales, es considerado como el mejor ámbar del país debe a que usualmente es limpio con muy pocas fracturas, bastante duro y casi no es frágil. Exhibe pequeños patrones de tipo ondulado con algunas trazas de color y se nota una gran variación de colores que incluye el rojo (también es el que mejor huele). Algo del ámbar extraído de la sección se encuentra fracturado, pero esto parece representar los efectos de la fracturación del ámbar al ser extraído del ámbar al ser extraído por la acción de los machetes (una práctica muy común).
Minado del Ámbar
El ámbar podía algunas veces observarse en los cortes de carretera frescos o en los lechos de los arroyos de la secuencia flysch del Eoceno en la Cordillera Septentrional, pero a partir de hace algunas décadas, el intemperismo y la erosión han destruido los afloramientos. Los campesinos recogen pequeñas cantidades extrayéndolo de los afloramientos con los machetes, algunas veces cavando una cueva, pero únicamente en muy pocas localidades existen verdaderas minas.
El minado del ámbar es muy intenso en La Toca, la cual está localizada en la cuesta norte de una cresta de arenisca masiva, cubierta por una limolita que contiene el ámbar, la cual puede continuarse en su trazo por decenas de kilómetros a lo largo de la Cordillera Septentrional. Los túneles de mina se encuentran casi a unos 50 metros abajo de la cresta de loma, y se desarrollan a partir de un talud de casi 60°
El LarimarOrigen y Composición
Por Rafael Osiris de León
Resumen del artículo aparecido en el Suplemento del Listín Diario, 29 de marzo de 1986
Hace alrededor de 100 millones de años, cuando nuestra isla era apenas un alargado macizo rocoso que emergía del fondo oceánico, rocas volcánicas básicas, principalmente andesitas y basaltos de textura porfirítica, fueron emplazadas en el extremo oriental de lo que hoy es la sierra de Bahoruco.
Estas rocas, en principio fueron soluciones incandescentes que cristalizaron a medida que el transcurso del tiempo permitía el descenso de su temperatura.
La composición mineralógica de aquellas soluciones era muy variada, predominando la asociación Silicio - Oxígeno (Silicatos) en diferentes formas y estados que se mezclaban con elementos alumínicos, sódicos, cálcicos, férricos, magnéticos, etc., para formar tanto los minerales esenciales como los minerales accesorios de aquellas rocas en proceso de cristalización. Una de estas mezclas, quizás la menos usual en aquel ambiente de complejidad química y descenso de temperatura, es la de Silicio - Oxígeno con elementos Sódicos - Cálcicos en las proporciones necesarias para formar pequeñas concreciones compactas de color verde azulado, apariencia fibrosa y brillo sedoso que hoy día la mineralogía descriptiva define como Pectolita.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces; la Tierra ha girado en torno al Sol por lo menos cien millones de veces y diferentes especies han existido a todo lo largo de esta cronología. Pero en ese intervalo de tiempo, nuevas soluciones incandescentes fueron inyectadas a presión, provocando la consecuente alteración de las rocas preexistentes, mientras el exceso de calcio contenido en las aguas marinas se precipitaba en forma de Carbonato que se depositaba en el fondo oceánico cubriendo totalmente las andesitas y basaltos, previamente emplazados.
Pero las inyecciones magmáticas continuaban y obligaban a estas rocas volcánicas a abrirse paso ascendentemente a través de las calizas, al tiempo que el extenso macizo de Bahoruco se levantaba lenta y firmemente.
Ya para finales del Mioceno, estas rocas estaban expuestas superficialmente, por lo que el sol, las lluvias y el viento comenzaron a aprovechar la debilidad estructural introducida por el proceso de alteración, erosionándola en forma significativa.
Este proceso de erosión permitió que a lo largo del cauce del río Bahoruco se desplazaran fragmentos de rocas volcánicas, entre ellos, algunos con incrustaciones verde-azuladas que, aunque exclusivas de aquella región, pasaron desapercibidas desde los tiempos de Enriquillo hasta principios del presente siglo, cuando el padre Miguel Domingo Fuentes, en una comunicación fechada el 22 de noviembre de 1916, informó al Arzobispo Nouel sobre la presencia de esta pectolita.
Posteriormente, en el año 1974 el señor Miguel Méndez, dedicado por años a la artesanía de piedras semipreciosas, y el señor Norman Rilling, del Cuerpo de Paz, colectaron algunas muestras, que probaron en un taller artesanal con resultados muy satisfactorios, decidiendo entonces dar a este mineral el nombre de LARIMAR (ver nota). Algunas muestras fueron enviadas luego al Smithsonian Institution, institución que realizó pruebas determinativas para la correspondiente clasificación mineralógica.
Investigación Geológica
El depósito de Larimar hasta ahora conocido, se localiza en el paraje Los Chupaderos de la Sección Los Checheses, distante unos 7 kilómetros al noroeste de La Ciénaga y 10 kilómetros al suroeste de Barahona. Este depósito es un complejo volcánico básico, constituido esencialmente por andesitas porfiríticas y basaltos intensamente alterados, por lo menos en el área de afloramiento, y rodeados de gruesos mantos de calizas eocénicas que se han visto fuertemente brechadas producto del movimiento ascendente del complejo volcánico.
El Larimar ocurre en forma de pequeñas concresiones que rellenan cavidades producidas por el escape de gases al momento de la cristalización del basalto. Estas concresiones generalmente tienden a ser ovaladas y concéntricas con un núcleo muchas veces blanco debido a la concentración de óxido cálcio (CaO).
Composición Química
Larimar con impurezas de rocas
SiO2
Sílice
40.27%
CaO
Óxido Cálcico
26.93%
MgO
Óxido de Magnesio
14.71%>
Fe2O3
Óxido Férrico
14.54%
Al2O3
Alúmina
2.65%
El alto contenido de hierro y magnesio en esta muestra evidencia el carácter ferromagnesiano de la roca que alberga el Larimar, contenido no usual en minerales de esta categoría pero sí usual en rocas básicas como el basalto.
Larimar casi puro
SiO2
Sílice
54.05%
CaO
Óxido Cálcico
33.72%
Na2O
Óxido Sódico
8.69%
H2O
Agua
2.62%
Fe2O3
Óxido Férrico
1.00%
MgO
Óxido de Magnesio
0.66%
Al2O3
Alúmina
0.44%
K2O
Óxido Potásico
0.013%
Este análisis cuantitativo refleja claramente que los constituyentes esenciales del Larimar son la sílice y el óxido cálcio, con el óxido sódico y el agua como elementos secundarios, mientras que el hierro, el magnesio, la alumina y el potasio aparecen sólo en forma de impurezas.
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Nota 1: El nombre LARIMAR fue creado de Larissa (nombre de una hija de Miguel Méndez) y mar.