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25 jun 2011

Arqueólogos descifran antiguos grafitos en Beit Shearim (Israel)

Foto: La arqueóloga Karen Stern transcribiendo el descubrimiento de un grafito, en griego arcaico, en una tumba de Beit Shearim (Israel).

Vía: NPR | Jacki Lyden |Fotos: W. O'leary| 19 de junio de 2011 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

El arameo es la lengua franca del antiguo Oriente Medio, la raíz lingüística del hebreo y el árabe de hoy en día.

"Una vez que entiendes el arameo puedes leer cualquier cosa. Usted puede leer el hebreo, el fenicio... Yo siempre lo llamo el pequeño vestido negro (de luto) de las lenguas semíticas", dice Karen Stern

Stern, de 35 años, es una arqueóloga y profesora asistente en el departamento de historia del Brooklyn College. Su pasión son los grafitos de las tumbas de los antiguos judíos en lo que entonces era la Palestina romana. Los grafitos han sido "publicados, salvo algunos desatendidos", dice ella. "Mientras, yo creo que es algo íntimo, vocal y espontáneo, que se suma a los registros históricos".

En este sentido, Stern parece estar apoyada por los académicos: está completando una beca de un año de duración en el Instituto W.F. Albright de Investigación Arqueológica en Jerusalén.

Ciudad de los Muertos

Una expedición al sur de Galilea, a unas pocas horas al norte, termina en uno de los lugares más ricos en tumbas del país: Beit Shearim. Es a la vez un parque nacional y una necrópolis; una ciudad de los muertos que se remonta al siglo I a. C. Hay más de 30 tumbas excavadas aquí.

Foto: Bett Shearim se remonta al siglo I a. C., pero su apogeo como ciudad de los muertos data de los siglos II al V d. C. Hoy en día el lugar es un parque nacional.

"Es increíble que lo que pueden parecer colinas y campos está situado encima de la mayor concentración de tumbas de los períodos romano y bizantino en toda la región", dice Stern, mientras estaba parada en la ladera.

El pueblo judío vino a vivir o a ser enterrado aquí desde todas las partes del mundo antiguo, según la gerente de Beit She'arim, Revital Weiss.

"Tenemos un lugar de enterramiento de la comunidad del Líbano, otro de Siria, el más lejano es uno del Yemen", dice Weiss.

Foto: Una inscripción pintada encima de un sepulcro. La misma está en arameo, y dice: "Quien está enterrado en este lugar es Shimon, el hijo de Yohanan, y, bajo juramento, cualquiera que lo abra caerá sobre él la muerte en un desafortunado fin"

Los judios fueron expulsados de Jerusalén después de la revuelta del año 132 d.C. Beit Shearim, fundado por un legendario príncipe judío rabínico, Judah, se convirtió en un refugio para él y sus seguidores.

Weiss encabeza el camino hacia una tumba, particularmente grande y rica, llamada la Cueva de los Ataúdes. Los sarcófagos no son una tradición judía, señala, pero, en tiempos romanos, los judíos creían que si ellos copiaban a los romanos, hablaban como romanos, y se comportaban como romanos, podrían tener una vida mejor. Las influencias cristianas y paganas también se mezclan aquí.

Escuchar a los muertos


Foto: Entrada a la Cueva de los ataúdes

Está en la Cueva de los ataúdes lo que Stern señaliza como dos inscripciones en griego antiguo. Son diminutas y están agrupadas cerca de los nichos que, en otro tiempo, tenían lámparas de aceite.

Una de ellas dice: "¡Ánimo, santos padres de Pharcitae, (udes adonitas) nadie es inmortal". Stern explica que los muertos que han sido llevados a las catacumbas no deben sentir que son débiles sólo porque ellos han fallecido.

Foto: La inscripción griega "Buena suerte en tu resurrección" trazada con líneas en azul para una mejor visualización.

Ella lee en voz alta la otra inscripción: "Buena suerte en tu resurrección".

"Por supuesto, la resurrección no está en la tradición judía", dice Emma Maayan Fanar, una profesora de arte bizantino en la Universidad de Haifa, que se ha asociado con Stern. "Es muy poco común".

Pequeñas menorás están dispersas y grabadas a lo largo de las tumbas, un símbolo del Templo de Jerusalén y un símbolo de la resistencia de la fe judía.

Foto: Un grabado decorativo que muestra una escena arquitectónica con una menorá bajo un arco, columnas a los lados, y dos leones encima enfrentados (el león de la izquierda ha desaparecido).

Hay hechizos mágicos en griego. También hay maldiciones en arameo que amenazan con un mal destino al ladrón de tumbas. Esas parecen haber sido ignoradas, ya que sólo los grafitos y los ataúdes de piedra pesada han permanecido.

En la oscuridad, el efecto -particulamente con estos pequeños mensajes- es oír hablar de la muerte. Es una impresión de paz, pero alegre. Uno tiene la sensación de que es una página de Facebook gigante del mundo antiguo.

Foto: Stern examinado un enterramiento. Los grafitos son grabados alrededor de los difuntos con en este caso. Algunas tumbas tienen, incluso, grabadas almohadas para la cabeza, así como grabadas o pintadas cortinas.

Grafitis y Lingüística

"Ellos eran unos grafo-maníacos", aduce Jonathan Price, jefe del departamento de lenguas clásicas en la Universidad de Tel Aviv, sobre los antiguos judíos que fueron sepultados aquí en los siglos I y II d. C..

Durante la próxima década, Price y un grupo de académicos tienen previsto publicar muchos volúmenes sobre las inscripciones de las paredes, de las ollas y vidrios -todo salvo de libros-, que datan desde la época de Alejandro el Grande hasta la del profeta Mahoma.

Incluirán varios idiomas, tal como el hebreo y el arameo, y dialectos como el siríaco, nabateo y samaritano.

Price describe los grafitos como "una explosión espontánea verbal", que aporta intimidad a los registros históricos del antiguo Levante y Mesopotamia.

"Estas culturas escribieron todo", afirma. "Registraron su vida personal, su vida pública; los imperios se registran a sí mismos. Fueron hiperlinguistas".

Foto: Stern examina los grbados y pinturas de un arco en una cueva que no ha sido excavada, sólo supervisada por los británicos en el siglo XIX.

Capturar la muerte

El arqueólogo israelí, Boaz Zissu, es otro admirador de esta "micro-arqueología". Él también cree que los grafitos de las tumbas se han descuidado y está ansioso por trabajar con Stern. Arqueólogo en la Universidad Bar-llan, conduce su abollado Jeep fuera de las colinas de Judea, al sur de Jerusalén. Esta zona es también un laberinto de tumbas.

Zissu quiere mostrar a Stern una cueva que ha descubierto -no vista desde 1998- después de encontrar un trozo de un grafito de una tumba, mientras inspecciona para el Departamento de Antigüedades de Israel. Sin embargo, la cueva no es visible al estar en la parte inferior de una cantera bizantina con un matorral de desierto.

Zissu, Un hombre robusto de unos 40 años, ha encontrado una higuera solitaria para marcar el sitio. Las higueras fueron plantadas a menudo cerca de las tumbas para dar alimento a los dolientes.

Cuando encontró la tumba, arrastró una delgada escalera de más de siete metros fuera del Jeep y empujó la misma dentro de la cantera. En la parte inferior estaba la tumba de piedra del siglo I d. C.

También había una tarántula. Pero no muerden.

"OK", le dijo a Stern. "Tu meta es encontrar el grafito".

Foto: Stern y el Dr. Boaz Zissu revisan una publicación sobre la tumbas.

Zissu indica su propia inscripción previamente publicada.

Sin embargo, en pocos momentos, Stern había encontrado el grafito que había pasado por alto en el año 1998. Varias líneas largas eran casi imposiblemente pequeñas y realmente no podían ser fotografiadas sin rastrillar la luz infrarroja sobre ellas. Pero ahí estaban.

Foto: El marido de Stern, el Dr. Ezra Gabbay realizando una fotografía con luz infrarroja ante la dificultad de su visión.

"Esto es emocionante", afirmó Stern, mientras agitaba su cuaderno de notas. Ella trata de descifrar la inscripción, pero es un revuelto de letras griegas, incluyendo T-h-e-o-s, o Dios, escrito, lo más probable, al revés, ya que es un hechizo mágico.

Antes de irse, Stern y Zissu señalizan algunos diseños de pequeñas redes que se parecen a los atrapadores de sueños (dream catchers) en mianiatura de los nativos americanos. Hay diseños similares en Beit Shearim y los dos se preguntan lo que son, ya que parecen estar en cada arco.

Foto: Atrapasueños

"Yo tengo mi propia teoría chiflada", dice Stern. "Creo que posiblemente podrían ser redes para mantener encerrados a los muertos y los malos espíritus".

"¿Así es que ellos no salen de dentro del asentamiento?", pregunta Boaz

"Sí, al principio pensé que era una protección para los muertos", dice Stern. "Ahora creo que querían mantenerlos en el interior, de este modo ellos no podían vagar y hacer cosas malas".

Foto: Dos figuras grabadas con profundos ojos incisos que parecen llevar algún tipo de casco o armadura. Algunos las han interpretado como gladiadores, pero Stern cree que fueron hechos para proteger a las tumbas y los cuerpos de la muerte y los malos espíritus.

Los dos arqueólogos volverán pronto para registrar y continuar con la investigación de su hallazgo.

Foto: Saliendo de una catacumba de Beit Shearim