Los Orígenes del Pueblo Vegano y los Nombres Primitivos de sus Calles
Fuente consultada: Mario Concepción, obra, La Vega y sus Calles, Santo Domingo, 1986
Destruida la ciudad de la Concepción de La Vega por el terremoto del 2 de diciembre del 1562. Sus pocos sobrevivientes se refugiaron del otro lado de la rivera del Río Camú, con la finalidad de reiniciar una nueva vida en sociedad. Sobre esto ante expuesto es bueno resaltar, como consecuencia del agotamiento de los yacimientos auríferos de la zona, la mayoría de los habitantes de la Concepción habían emigrado de ella y quedaban muy poco habitantes, ésta estaba prácticamente desierta, por lo que muy poco moradores de esa Metrópolis llegaron hasta las orillas del entonces caudaloso Río Camú.
Al llegar estos desplazados por el fenómeno natural, se alojaron en un mísera aldea que se encontraba donde hoy es la actual ciudad, pegada al acuífero, los antiguos pobladores de la Concepción llevaron consigo el retrato de la virgen, que había sido donada a la antigua ciudad por la Reina, a la cual le llamaron la Antigua, es además recordar que en esa pequeña aldea, tenían un santo patrón que era el de San Sebastián, una imagen hecha de madera, que aún se conserva en el Museo de la Catedral La Concepción de La Vega, igual que original de la Virgen de La Antigua.
El caserío construido sus casas edificadas con tablas de palmas y techo de yagua o cana, la ciudad de La Concepción de La Vega, seguía exhibido el decoroso título de Ciudad por ésta seguir siendo asiento del Obispado. En 1590 la pequeña ciudad de La Vega, solo contaba con unos 30 vecinos, en su mayoría pobres y sus viviendas en muy mal estado. Para el 1596 a 36 años de su establecimiento la ciudad era una ciudad de nombre, con solamente unas 17 bohíos (casuchas), esta no tenía calles, ni plazas se andaba por trillos que sus pobladores abrieron entre las malezas y los arbustos y brucales. Es bueno señalar que el termino vecinos es referentes a familia constituidas por padre, madre e hijos sea cual fuese el número
Ya para el 1606, en el censo levantado por el gobernador colonial Antonio Osorio, aparece la ciudad de La Vega, con unos 40 vecinos, que dio un total de unos 200 habitantes. Para el 1650, la ciudad había perdido la categoría de Ciudad, como consecuencia de la eliminación del Obispado, para esa fecha tenía unos 80 vecinos. Ya para el 1680 el pueblo contaba con 434 personas, entre lo que se contaban; 48 españoles, 35 mujeres, y 38 hombres, con 35 bohíos. En 1990 había unos 747 feligreses de comunión y confesión.
En 1724, se manifiesta de unas 90 casas en mal estado. A dos centuria en 1764, el pueblo es de poco importancia y está conformado por casas fabricadas de ramas de árboles y cubierta por hojas de palmeras. En 1783, se inicia la alineación de sus calles pasar que la yerba crese en ellas por la apatía de los Españoles, lo que da connotación de pequeños predios donde los vecinos pastan sus rebaños a las puertas de sus casas, que son de madera y separada unas de otros por predios en ese entonces el número era de 300 las viviendas
Para 1798, La Vega, es definido como un pueblo con plaza cuadrada y calles alineadas con yerba en lugar de pavimento. Un episodio negro en la historia del pueblo vegano, ocurre en 1805, cuando Juan Jacobo Dessalines, pasa por esta ciudad en su retirada de Santo Domingo, la incendia a principio del mes de abril quedando solamente en pies la Iglesia y dos casas de mampostería.
Comenzando para la ciudad un calvario, las mayorías de sus habitantes huyen a los campos y salían de ellos para las festividades religiosas que realizaba un sacerdote de la orden de San Agustín que venía desde Santiago para tales fines.
Es en 1813 cuando el pueblo de La Vega recobra el titulo de Ciudad por disposición del Capitán General Juan Sánchez Ramírez, quien era en ese entonces Gobernador de la Colonia. Aquí, es necesario hacer una reflexión sobre el comportamiento del vegano que siempre ha olvidado aquellos que han aportado su máximos esfuerzo porque esta población fuese hoy en día el sitial que se encuentra entre los pueblo de la nación dominicana, es penoso que el nombre de Juan Sánchez Ramírez, no sea llevado por una calle, una plaza y una edificación en recuerdo y agradecimiento de que fue quien devolvió a esta población el derecho de ser nombrada ciudad
Para esa época según dicen el Pbro. Pablo Francisco Amézquita y Lara y el historiador Vegano Don Manuel Ubaldo Gómez Moya, se procede a la alineación de las calles y expresan que algunas de ellas quedaron torcida por la negativa de los dueños se oponían a que le cambiaran de lugar. Para el 1842, de dice que La Vega tenía sus calles empedradas y muchas de sus casas eran de mampostería. Este trabajo de mejoramiento de la ciudad se debió a la acción del entonces gobernador de la ciudad el general haitiano Placide Lebrun. Sobre este personaje que bueno resaltar que su corazón fue enterrado en una caja de plomo en el centro de la Plaza de Armas hoy Parque Duarte, por disposición suya, que testamento que su corazón fuera enterrado en ese lugar.
El terremoto de 1842 destruye la ciudad fueron derribado todos los edificios, incluyendo el Palacio de Gobierno, la Iglesia y una casa de mampostería, perdiendo La Vega, la única edificación de tipo colonial, que era el templo.
El ceso levantado por la Sociedad La Progresista en 1898, aparece La Vega, con21 calles y 3406 habitantes.
Nombres Primitivos de las Calles.
Los nombres de las calles de ciudad de La Vega en su principio eran puestos por los residentes en las mismas con el nombre que primero le llegara a la mente, según nos dice el historiador vegano Dr. Guido Despredel Batista. Nombre como: El Higuerito, El Tejar, El Algarrobo, La Maquina, Los Barritos, Filantrópica, Matadero, Carnicería, Los Lino, Sinceridad, Caridad, Jácuba, y Petión, de estos hay varios que se pusieron por el gobernador Lebrum hacia el 1823. Se desconoce a cuales calles en la actualidad correspondían estos nombres
Había calles con nombres de personajes como; Cristóbal de Moya, Pepe Tabera, Pepe Gómez, estos dos últimos formaban parte del grupo de los Dones, así como Monsieur Estin. En cuanto a la Caridad y la Carnicería, se supone que se trataba de la que hoy es la Duarte, en un tiempo llamada de Los Muertos, en el primer caso, y de una que circundaba la Plaza del Mercado, en el otro, (el mercado en ese entonces se encontraba en lo que es hoy el Parque Las Flores – Elías Brache), sobre los personajes mencionado eras las calles donde residían.
El 19 de enero de 1875, se resuelve ponerle nombres a las calles, como también la numeración de las casas y en la sesión del Ayuntamiento el 16 de julio de 1875 se decide dar de manera oficial a las calles los siguientes nombres: San Antonio, Colón, 27 de febrero, Progreso, La Cruz, San Carlos, Las Carreras, Beller, América, González, Estrecho, Mercado, Jácuba y Capotillo. No fue sino en la sesión del 27 de febrero de 1876 cuando se acuerda comenzar a rotular las calles, por ese entonces hubo movimientos armados que fue el alegato para durar un año sin cumplir el mandato municipal.
En sesión del 27 de mayo del 1879, se le concede a la Sociedad La Progresista el derecho de numerar las casas y rotular las calle, sin alterar los nombres que le puso en ayuntamiento en 1875, y en el 01881 no se habían puestos nombres.
En la sesión del 3 de enero de 1889 se resuelve cambiar los nombres de las llamadas del: Cementerio, Ferrocarril, El Vapor, El Sol, La Cruz, Del Fuerte, San Carlos, La Laguna, San Antonio, Mercado, y la Biblioteca por los de ; Duarte, EL Vapor, Comercio, Mella, Independencia, Libertad, Talanquera, Capotillo, Telégrafo, La Biblioteca, ,quedando con su antiguas denominaciones: las del Progreso, Las Carreras, Colón, Del Canal, Igualdad, La América, La Restauración y Beller.
Es una pena que teniendo La Vega, tantos hombres y mujeres que se han destacados en el fortalecimiento, el crecimientos; social, educativo, cultural, deportivo, comercial, empresarial, patriótico, y en la lucha por la libertad de esta nación, sus calles no lleven sus nombres y más penoso aún que las mayorías de las urbanizaciones sus vías son conocidas por números y en otro con nombre de objetos