Por Juan Bolívar Díaz
Margarita,
como candidata vicepresidencial pega el
sello definitivo de la continuidad de un gobierno en progresivo declive
¿Un tónico con efectos
secundarios?
Con la esposa y todos
los hombres del presidente al lado el discurso de Danilo se reducirá en los
aspectos de “corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo”,
predominando lo de “continuar lo que está bien”
06 de noviembre del 2011
Margarita, Danilo y Francisco Javier García. Acento.com.do/Archivo
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Una serie de acontecimientos
fueron dejando al licenciado Danilo Medina sin más opción que la primera dama,
doña Margarita Cedeño de Fernández, para completar la candidatura presidencial
del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) si quería asegurar la unidad
partidaria y el pleno apoyo del presidente Fernández y su gobierno.
Las encuestas y la percepción general concluyen en que la doctora
Cedeño es como un tónico que en lo inmediato dará aliento a la candidatura de
Medina, pero hay quienes temen que a mediano plazo pudiera tener efectos
secundarios al pegarle el sello definitivo de la continuidad de un gobierno en
progresivo declive.
Presiones ineludibles
El Danilo Medina que logró imponerse como candidato presidencial
venciendo la ofensiva y resistencia de la maquinaria gubernamental leonelista
ha quedado subordinado a la misma al verse obligado a proclamar a la primera
dama como su candidata vicepresidencial.
La tropa mayor del presidente, la misma que intentó imponerle al
país una repostulación del mandatario cuando acababan de proclamar una
Constitución que lo prohíbe, que fracasó con una precandidatura presidencial de
doña Margarita Cedeño, la impuso ahora como compañera de boleta de Medina,
reduciendo su independencia frente al líder del partido.
Con la esposa y todos los hombres del presidente al lado el
discurso de Danilo se reducirá en los aspectos de “corregir lo que está mal y
hacer lo que nunca se hizo”, predominando lo de “continuar lo que está bien”
Sin contrincante visible, promovida abiertamente en vallas y
afiches, por radio, prensa y televisión, la doctora Cedeño recibió el impulso
del líder cuando en Septiembre éste dijo en Nueva York que ella tenía los
méritos y las condiciones suficientes para ser vicepresidenta. Luego ella misma
se autoproclamó en un acto público cuando repitió la consigna de que “con
Danilo y con Mamá esa pela va”. Y el desbordamiento fue definitivo cuando una
semana atrás el senador Félix Bautista, secretario de organización del PLD y
principal brazo político del mandatario, dijo en una formal rueda de prensa que
ella sería la candidata vicepresidencial.
Para entonces algunos de los estrategas y colaboradores de Medina
que buscaban una alternativa capitularon convencidos de que tenían que pagar el
precio de sellar la unidad partidaria y obtener el pleno respaldo del
presidente Fernández y sus cuadros, que incluyen a los más poderosos
funcionarios y asociados del gobierno. Y hasta las encuestas de la oposición la
señalaban como la mejor opción. No había modo de ignorarla sin que se
interpretara como un desplante al líder. Se le proclamó de repente, con el
menor protocolo, como quien apura un medicamento amargo.
Lo bueno de la inversión
Ella es como un tónico de triple acción, porque integra a una
primera dama que ha manejado miles de millones de pesos del presupuesto en
labores asistencialistas, reconoce al presidente que el candidato desafió y
llena de entusiasmo a una pléyade de inversionistas que necesitaban un acierto
luego de varios tropezones y a una dirigencia y militancia partidista que
precisa un aliento de continuidad en el poder.
Margarita Cedeño es por sí misma una buena inversión,
independientemente de su condición de primera dama de un gobierno de ocho
años consecutivos y doce de los últimos dieciséis. Ella ha logrado cierta
popularidad con un trabajo asistencialista y político sistemático, con
dedicación de tiempo completo, y pone una nota femenina y de simpatía personal
a una candidatura adusta y de limitado carisma.
Podría ser pura casualidad, pero el tónico Margarita llegó al día
siguiente del cara a cara protagonizado por Medina con su principal
contrincante Hipólito Mejía ante la Asociación de Industrias, donde el
perredeísta pareció salir ganancioso a juicio de observadores y en sondeos
realizados entre los empresarios presentes. Aunque el discurso del peledeísta
fue más minucioso y bien estructurado, hubo apreciación de que “no conectó con
la audiencia por su limitado carisma”. Para otros Mejía sacó ventaja porque
formuló un programa económico basado en un mayor protagonismo del empresariado
y la inversión privada con un Estado facilitador y no competidor.
La precipitada proclama de Margarita de Fernández (se había dicho
que la selección sería a principios del próximo año) puede también ser parte de
una estrategia que busca por lo menos una notable mejoría en los resultados de
próximas encuestas independientes como la Gallup-HOY que se espera este
noviembre. La anterior de agosto registró una ventaja al candidato del PRD de
14.5 por ciento en el universo de los electores y de 20 por ciento en los que
dijeron que estaban bien seguros de que votarán en mayo próximo. Pero en las
dos últimas semanas de octubre se publicaron cuatro encuestas auspiciadas por
el sector oficialista en dos de las cuales Danilo Medina aparece en ventaja y
en las otras dos en “empate técnico”. En ese período dos encuestas por
encargo del opositor mantienen amplia ventaja a Hipólito Mejía.
Posible efecto secundario
El principal efecto secundario del tónico Margarita es que pega
el sello de la continuidad a un candidato que había hecho esfuerzo y ganado
espacio presentándose con diferenciación del régimen decadente, especialmente
desde que Medina se separó del gobierno para perseguir la candidatura
presidencial de su partido en las elecciones del 2008, lo que terminó en una
agria confrontación que distanció a los dos líderes del PLD y sus respectivos
equipos.
Además de que los mismos peledeístas han presentado a Margarita y
el aliento de Leonel como el salvavidas de un “minusválido político”, mientras
la campaña del PRD se fundamenta en rechazar a “Leonilo” como expresión de “más
de lo mismo”. Con la esposa y todos los hombres del presidente al lado el
discurso de Danilo se reducirá en los aspectos de “corregir lo que está mal y
hacer lo que nunca se hizo”, predominando lo de “continuar lo que está bien”.
Tras ser proclamada ella dijo que “trabajaremos juntos en continuar este camino
de progreso, de modernidad y de institucionalidad que hemos estado transitando
bajo el gobierno de alguien que ustedes saben que adoro: el presidente Leonel
Fernández”.
Pero una mirada más profunda podría descubrir que la fórmula
Margarita es una “jugada capicúa” que invierte al fortalecimiento del liderazgo
de su esposo. Si ganan la elección reclamarán el mérito y sobrevivirá el
nuevo mesianismo nacional con todo el carril para volver a la presidencia en el
2016, y si pierden lo atribuirán a “la debilidad del candidato” sepultándolo
para que Leonel reine por siempre.
Hasta entre los estrategas y los equipos de Danilo había una
corriente que consideraba fundamental para el triunfo electoral que el
candidato mantuviera la diferenciación que le permitió montar un
entramado de grupos de apoyo extra partido, creando la ilusión de renovación,
pero el leonelismo es muy fuerte y el PLD no estaba en capacidad de asimilar
esa estrategia lo que remite la campaña a un debate entre continuidad y cambio,
con el agravante de que detrás de la refrescante figura de doña Margarita se
cuelan los más objetados del peledeísmo gobernante.
Un gobierno en declive
El sello de la continuidad puede resultar costoso con un gobierno
en pleno declive, según indican las encuestas, y en un escenario económico cada
vez más complicado al punto de que ahora mismo tiene en suspenso el acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que depende el presupuesto de este
año y unas reservas de divisas que en el 2011 se han reducido en más de
700 millones de dólares.
El Latinobarómetro publicado hace una semana deja muy mal parada
la gestión de Leonel Fernández, con aprobación de 36 por ciento, la
penúltima de América Latina, 9 puntos menos que en el 2010 y 26 menos que
en 2005 cuando le otorgaba 62 por ciento. Esa aprobación es 2 puntos menos que
el 38 por ciento registrado por la evaluadora mexicana Mitofsky al principio de
octubre pasado, y uno menos que la Gallup-HOY de agosto.
En confianza en el gobierno, el dominicano queda en penúltimo
lugar con índice de 25 en un promedio latinoamericano de 40. En eficiencia del
Estado y en situación económica personal el país ocupa el último lugar en el
acreditado Latinobarómetro, donde queda patente el descrédito alcanzado por el
gobierno del PLD.
La evaluadora internacional Eurasia Group acaba de advertir un
panorama adverso: “La baja popularidad de Fernández, la perspectiva de una
desaceleración de la economía de Estados Unidos y el cansancio de los votantes
después de 8 años de gobierno del PLD significa que el expresidentes Hipólito
Mejía está en mucho mejor posición para tomar la presidencia que el candidato
del PLD Danilo Medina”.
Para más complicaciones el FMI está condicionando la reanudación
del acuerdo llamado a facilitar aún más de 500 millones de dólares este año a
importantes ajustes macroeconómicos, con elevación de la tarifa eléctrica,
reducción del gasto y reajuste hacia abajo del presupuesto del 2012 ya aprobado
y elaboración y aprobación de leyes para adoptar una tarifa técnica en el
sector eléctrico y de un mecanismo de flexibilización de la tarifa eléctrica.
Eso si quieren que el directorio del FMI apruebe en diciembre la reanudación
del acuerdo, según comunicación del 19 de octubre dirigida a los funcionarios
económicos del gobierno nacional, que trascendió esta semana.
Todo eso aunque el presidente Fernández dijo el 6 de septiembre,
al inaugurar un seminario sobre cambios globales y política exterior
dominicana, que el FMI le había autorizado a gastar más en lo que restaba del
año. El panorama, con tendencia a complicarse, es desolador para el país y
desde luego para las perspectivas electorales del partido de gobierno.